Julio Valdeón y Félix Ovejero han realizado un libro popular, La razón en marcha: Conversaciones con Félix Ovejero (Alianza Editorial, 2023), que mezcla a Voltaire con Makinavaja pasando por el inevitable Raval y esa mística charnega que barrió el pijerío catalanista. Mitólogos a su pesar, los excesos de esta obra fructífera quedan compensados por el razonamiento de un Ovejero sacado del empirismo con más rigor (le imagina uno con quevedos de cadenita al recitar sus pensados discursos). En el fondo, otros tipos de talento que se oponen a la “pomada” nacionalista, Cataluña será normal el día que salgan en la contra de 'La Vanguardia'. No será pronto: quedan todavía doscientos historiadores de la guerra de sucesión por entrevistar.
Pregunta. ¿De dónde surge la idea de este libro? ¿De la fascinación de Valdeón por el Ovejero columnista? ¿O de la necesidad del segundo por explicarse?
Respuesta: JV: Surge de la fascinación mía y de otros muchos por Félix, por su pensamiento y de la iración. A pesar de esto, él tiene puesto en Facebook “como me idealices te rajo”, medio en broma, que supone su lema.
P. De nuevo, la cita de Pascal: “El yo es odioso”
JV: Y no es pose. O sea, Félix realmente yo creo que lo aborrece por infantil y porque induce al narcisismo; es esa adoración que muchos pueden llegar a sentir por un intelectual. Lo que pasa que en su caso yo creo que ha habido un compromiso cívico tan evidente unido a la brillantez de los textos y a la lucidez que despliega que hace difícil, joder, no quedarse prendado. Y bueno, aunque yo cada vez soy menos mitómano, o quizás precisamente por eso, quería analizarlo de forma desapasionada. Y Félix, como otros pocos, nos ha dado ese kit de emergencia para pelear contra el identitarismo, el nacionalismo y para recuperar los ideales clásicos de la izquierda. Y por todo ello, yo creo que ese diálogo entre el periodista más joven y el intelectual estaba más que justificado.
FO: Yo tenía reservas. Primero porque no creo que la circunstancia de uno sea particularmente excepcional. Y luego, por una cuestión más de principio, y es una reserva meditada y que ha sido objeto de un libro, en particular –Compromiso del creador- que es de tener desconfianza del papel de los intelectuales. Además, habiendo sido testigo de la venalidad de tantos, sobre todo en Cataluña y en otros sitios. De hecho, el otro día, entre bromas y veras, yo decía que un día haría una película porno para prevenirme la tentación de aparecer en la política, de ponerse a terciar. Además, cuando te pones a hablar de lo humano y lo divino y sobre tantas cosas todo me invita a la prudencia y desconfío.
P. Subtituláis el libro “La razón en marcha” ¿Estaba antes parada? ¿Existe una crisis de la ilustración en occidente?
FO: Bueno, en parte “La razón en marcha” es el verso de La Internacional. Y en un libro de la deriva reaccionaria de la izquierda, más bien como truco retórico, voy desgranando los versos de La Internacional. Esta era una vocación emancipadora de escapar en las determinaciones de origen, de la biografía o la historia, incluso en lo posible a las desigualdades de distintas circunstancias. Y bueno, pues frente a eso, existe una desconfianza respecto a la ciencia y en general respecto al conocimiento.
P. Es interesante lo que dices porque la primera gran novela distópica sobre la Unión Soviética, que es Nosotros, de Yevgueni Zamiatin, presenta la sociedad como operaciones aritméticas de unos números. Es el racionalismo al extremo
FO: Siempre estamos instalados en la razón cuando dicen, “no, es que la razón es peligrosa”, digo, “arguméntamelo”. Se argumenta siempre desde la razón. Incluso la crítica al exceso, que habría que precisar el sentido de racionalismo, es un argumento racional. Eso no quiere decir que no pueda ser moral, pero es que la moralidad también es susceptible del criterio racional o de algún tipo de racionalidad. En el joven Marx esto queda muy claro.
JV: Cuando Ovejero empieza a coger los versos de La Internacional y empieza a indagar un poco cuál era el sentido de todo aquello se trata también, yo creo, en parte de huir del fetichismo de las palabras en las que estamos instalados. La izquierda no es una... ¿qué es? ¿qué ha significado? ¿por qué nos reclamamos de izquierdas? ¿Por qué la izquierda jugó un papel importante? Y a eso se dedica Félix, a quitar de un plumazo un poco la palabra fetiche y a ver qué hay detrás de la tramoya.
P. Quiero hablar del año cero de la izquierda “Ciudadanos” en Barcelona: la victoria de Maragall en 2003 ¿Fue el inicio del apogeo identitario en España" allowfullscreen> P. ¿A qué se debe el prestigio del nacionalismo catalán en Madrid? De Cambó a Juliana son magos de la “política de despachos” FO: Vamos, yo creo que en parte tiene que ver con quién ha nutrido las clases dominantes en España, quién mantiene el imperio hasta el final. La explotación de Cuba, sobre la cual se edifica todo esto que tengo yo aquí al lado. Es esa política de indianos que tenían el poder económico, además de negociar con Franco muchas medidas económicas. A Cataluña, en términos de crecimiento económico, la democracia le ha venido mal: tenían un mercado cautivo, trabajadores domesticados y unas infraestructuras públicas de autopistas, además de la SEAT. P. Son esos años de apogeo de la “gauche divine” de finales de los 60 a inicios de los 70. Edad dorada para muchos de ellos por el crecimiento económico… FO: En la presentación en Barcelona, esto fue muy gozoso, también vino Óscar Tusquets que los conocía. Yo en el libro soy muy crítico con ellos y él se reconocía con lo que son. Eran más bien zascandiles, con mucho “background” literario, no grandes pensadores. JV: Y Félix en el libro, igual que habláis de Montalbán o Fontana, luego hay otros como sc de Carreras o Félix de Azúa que se oponen al nacionalismo. Tienen mucho mérito porque estos sí pertenecen a la semillita… FO. El caso de sc es brutal: es hijo del presidente del Barça, que fue secretario de Cambó. Es una gran entrevista para contar la historia profunda de Cataluña. P. ¿Qué queda de la cultura popular charnega, de Makinavaja a Montalbán pasando por el Popular 1, en Barcelona? Hay mucha nostalgia en el libro. JV: Sí, mira, por ejemplo, hay un caso, un escritor que iramos mucho que es Hernán Migoya, que ha acabado en Lima exiliado. ¿Sabes? Porque toda esa cultura popular, evidentemente, fruto de la inmigración, ha sido barrido por la cultura subvencionada de espacios cerrados. ¿Qué queda de la rumba, de los gitanos, del chino? Porque ahora la revista El Jueves es una obscenidad, pero por patética, ¿no? A los tipos los han intimidado. FO: Vamos, yo conozco muchísimo menos que vosotros este mundo, pero los tipos aquellos de de Cornellá, Estopa, o Manolo García les importa poco el mundo catalán porque el mercado nacional ya les va bien: es lo mismo con Rosalía y los Youtuber. El primer himno de Ciudadanos fue El ritmo del garaje que había cantado con Loquillo. Este le dio su aprobación a Sabino Méndez, pero luego dijo que le habían “instrumentalizado” cuando le pusieron la alcachofa los periodistas (risas). P. En esta obra hay una especie de elogio de la amistad ¿Preferís la conversación como forma de ensayo más libre? FO: Sí, si se compara con mis ladrillos (risas), yo era muy pesimista, y la verdad es que creo que está funcionando bien. Te preguntan muchos “esto no lo entiendo”. El libro cuenta cosas serias con la dignidad de las palabras sencillas: “palabras de familia gastadas tibiamente” decía Gil de Biedma… P. ¿Ha reseñado 'La Vanguardia' vuestro libro? ¿Hay vida cultural en Cataluña fuera de la contra de este periódico? JV: (risas) A mí me hicieron una reseña lamentable por deshonesta y cobarde del libro sobre el juicio del “procés” en 'La Vanguardia'… FO: (risas) Soy el único catalán que no ha salido en la contra. ¿Qué puedo blasonar con todo esto?
Birmania
El nacionalismo ha sido y es un negocio, solo aceptado por el conjunto de España que no conoce la Historia.
ENELDO
El nacionalismo no es nuevo en España, ni en ningún pais al que se quiere destruir. Lo que es nuevo es que se introducido mediante pequeñas dosis que empezaron a inocularse desde finales de los años 60. ¡Ah! , aquellas mentes jóvenes, hijas de los prebostes del antiguo régimen, que venían con las ideas aprendidas en Berkeley. Propias, las justas, como ocurre aquí desde Jovellanos, y en ellas instalados se lanzaron a predicar la doctrina del marxismo, lógicamente según la verdad revelada del momento y a enaltecer a sus máximo representantes Ho Chi Min, Mao, Stalin, y por fin el último de los grandes, Pol Pot también de cuidada edución sa. Socialismo y libertad , dice, o socialismo y patria , también, socialismo o muerte; lo que sea para parecer buenos benéficos y originales. Lo que no dicen es nacionalsocialismo, que así dicho evidencia el carácer totalitario del socialismo, incompatible con la libertad y con el liberalismo e incluso con el humanismo, que se pone de manifiesto en la obsesión por parasitar el estado y todas sus instituciones, academias, y asociaciones. No se refieren al hombre sino a la sociedad y el ser humano no es sino sujeto pasivo de la ingenieria social para facilitar su domesticación. Cambiaron de doctrina como el que cambia de camisa y tantas veces como era menester en una casa de posibles, como era el caso. Y despues de la dictadura del proletariado, se pasaron a vender unas desconocidas libertades que siempre debían ser impuestas y coincidía con las suyas propias y de otros buenos pagadores (que cosas dice la CIA en los papeles desclasificados de aquellos años y como desaparecieron los archivos policiales de soplones) y luego vendían la de las identidades nacionales sojuzgadas y que han devenido en las desconocidas identidades personales sojuzgadas. Y dividimos,
SonWeb
Entiendo el nacionalismo como una ideología corta de enfoque exclusivista que aúna personalidades gregarias en una identidad básica y que promueve el narcisismo y el desprecio a lo foráneo. Justifica políticas discriminatorias, excluyentes. Me aterró la sangre de sus violentas vanguardias nacionalistas, pero aún me da más miedo la obsesión de sus seguidores, esas masas alucinadas que ejercen una fuerza gravitacional tan potente en la sociedad común. Me molesta esa arrogancia supremacista que se suele manifestar sobre todo en el blindaje y la imposición de lenguas vernáculas y minoritarias, en la defensa de culturas arcaicas y tradiciones hoy absurdas, en una historia fabulada y en los monopolios institucionales basados en sus particularismos sociales, pero sostenidos por el total de la ciudadanía y protegidos por un estado plurinacional. Estas burbujas doctrinales basadas en la raza, en la religión, en lenguas y fantasías locales, siempre me han parecido aberraciones distópicas. Sus catástrofes están descritas en la historia, aun así, los nacionalismos siguen floreciendo y celebrándose en las nuevas primaveras totalitarias.
Norne Gaest
Reconozco a Félix Ovejero el mérito de ser un intelectual que (creo) sigue viviendo en Cataluña, por la honestidad de mantenerse en sus ideas de izquierda, de criticar la sumisión al nacionalismo de la izquierda politica en esa región, y por pretender que existe una compatibilidad entre el socialismo. y el liberalismo (yo creo que son opuestos, pero bueno...) Pero el reportaje- entrevista es demasiado largo y farragoso, mal expresadas las ideas, mezclando muchos contenidos dados por supuestos (me temo que puede ser ilegible en algunos asuntos para los no enterados y con muchos años), y una redacción a con un nivel deficiente, aún teniendo en cuenta que no es lo mismo reflejar un un diálogo que redactar algo pausadamente..