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Once razones por las que el Papa León XIV sería el CEO perfecto en cualquier multinacional

El cónclave vaticano ha basado la elección de su nuevo líder en criterios puramente empresariales

La esperada fumata blanca que brotó de una pequeña chimenea de El Vaticano el pasado 8 de mayo llenó de júbilo –y alivio– a los 1.200 millones de católicos del mundo y cerró esa “sede vacante” que llena de incertidumbre los periodos entre el fallecimiento de un Papa y la elección de su sucesor.

 

Pero más allá de las intensas emociones y la expectación que siempre acompañan a esta ceremonia milenaria –amplificada hoy globalmente gracias al seguimiento en tiempo real que de la misma han hecho los medios de comunicación–, la elección de León XIV al frente de la Iglesia católica ha tenido una especial relevancia. Y es que el perfil del designado para sentarse en la silla de Pedro indica una clara intención y un propósito por parte de los cardenales electores. Una intención y un propósito que responden, por cierto, a criterios 100% empresariales.

Aunque con frecuencia se acusa a la Iglesia católica de ser una institución inmovilista y en la que las cosas no evolucionan, el resultado de este nuevo cónclave desmiente esta visión

Aunque con frecuencia se acusa a la Iglesia católica de ser una institución inmovilista y en la que las cosas no evolucionan, el resultado de este nuevo cónclave desmiente esta visión. Se diría que esos 2.000 años de trayectoria que atesora la “empresa” más antigua del mundo le han servido para tomar una elección de su nuevo líder más que adaptada a los tiempos actuales y de la que harían muy bien en tomar buena nota las grandes compañías de todo el mundo.

Una elección empresarial 

Estas son las razones por las que la elección de Robert Prevost denota un sentido de supervivencia organizacional que podría ser refrendado por cualquier consejo de istración.

  • Una elección de consenso. En un clima tensionado o con diferentes corrientes de pensamiento, una elección de compromiso que sea capaz de conciliar intereses y concitar apoyos en todos los bandos es esencial para comenzar la nueva etapa con el equipo cohesionado, alineado y en un ambiente de paz social. Robert Prevost fue un cargo de confianza del anterior Papa, pero su carácter es muy distinto al de Francisco: menos extrovertido, más clásico y conciliador. Unas cualidades que le convierten en un continuista moderado y que le han permitido ganar adeptos entre todos los espectros de su organización.
  • Un gestor. El nuevo pontífice tiene una amplia trayectoria como gestor. Entre otros cargos, fue prior general de la Orden de San Agustín o presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. En los últimos años fue llamado por el Papa Francisco para ponerse al frente de unos de los ‘ministerios’ más importantes de la curia vaticana: el Dicasterio de los Obispos. Una experiencia que es esencial en cualquier cargo de máxima responsabilidad.
  • Un líder alineado con los valores organizacionales. Una de las claves del éxito de un líder es que encarne desde el principio los valores, misión y propósito de su empresa. De esta forma, la identificación es instantánea y perfecta. Todos los analistas y las personas que lo han tratado coinciden en señalar a León XIV como un hombre humilde, empático y especialmente sensible a las necesidades de los más necesitados, cualidades todas ellas que representan a la perfección el espíritu de la labor pastoral de la Iglesia.
  • Un líder de despacho… y de trinchera y barro. Todo buen líder debe manejarse a la perfección tanto en las alturas de las grandes decisiones, las relaciones diplomáticas y las negociaciones de alto nivel, como en la realidad de del día a día de las bases operativas. Prevost combina esas dos facetas a la perfección, con un sólido bagaje de décadas como misionero en zonas deprimidas de Perú antes de asumir cargos de responsabilidad en Roma.
  • Un hombre conectado con su tiempo. Un CEO necesita estar perfectamente conectado con la realidad de su época si quiere ayudar a la organización a ser competitiva en su mercado y atractiva para sus clientes. Los católicos llevan tiempo reclamando a su Iglesia una actualización que le permita seguir siendo una institución de referencia y una guía moral y espiritual en el Siglo XXI. Una labor de transformación que ya inició con fuerza el Papa Francisco y a la que sin duda dará continuidad, con su propio sello, un Papa moderno y joven como León XIV.

La elección de Robert Prevost denota un sentido de supervivecia organizacional que podría ser refrendado por cualquier consejo de istración

  • Un líder valiente y comprometido. Al nuevo Papa se le considera un reformista moderado, pero sin renunciar a unas convicciones claras que ya le han llevado a desafiar al poder establecido en cuestiones críticas como la política migratoria de Donald Trump. Y es que un líder que aglutine voluntades debe ser firme en su compromiso con hacer aquello que crea necesario hacer, y valiente para ejecutar ese compromiso.
  • Un hombre con Marca Personal. Hoy en día una potente marca personal es imprescindible para lograr cualquier objetivo. El nuevo Papa no solo es conocido por ser un habitual de las redes sociales, sino por su capacidad para relacionarse socialmente con los diferentes grupos de interés. El hecho de que fuera muy conocido por casi todos los cardenales electores debido a su cargo como jefe de los obispos, sin duda facilitó su elección. 
  • Un líder con personalidad. Los gestos delatan al tipo de líder que hay detrás de la persona. En el caso del nuevo Papa, el nombre escogido para su pontificado, la ropa de su primera aparición pública como pontífice, el carácter formal de sus primeras palabras, las referencias a su predecesor, el uso del español o el recuerdo a su parroquia en Perú fueron poderosos mensajes y toda una declaración de intenciones proyectadas tanto hacia el exterior como hacia el interior.
  • Un perfil muy preparado. En un mundo tan complejo y diverso como el actual, se necesitan líderes que atesoren, además de experiencia, una sólida capacitación que les permita desenvolverse por muy diferentes y cambiantes escenarios. El políglota, filósofo y matemático Prevost necesitará todo su rico bagaje académico para abordar desafíos tan exigentes como sanear las finanzas vaticanas, conciliar las tensiones internas entre reformistas y conservadores, la renovación de la Iglesia o mediar en los muchos y graves conflictos geopolíticos abiertos en el mundo.
  • Un hombre de muchos mundos. Precisamente esas tensiones geopolíticas, con conflictos armados, comerciales y climáticos agitando la estabilidad planetaria, y una creciente polarización ideológica exigen perfiles multiculturales que sean capaces de tender puentes y entender las diferentes sensibilidades. En el caso de Prevost, su apodo, “el yanki latino”, habla por sí mismo del carácter multicultural del nuevo Papa, tan necesario en el convulso panorama internacional en el que inicia su mandato.  

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