Opinión

Euro digital: posiciones enfrentadas

Si el BCE no midiera muy bien sus pasos podríamos tener efectos indeseados.

  • Billetes de euro -


El euro digital supondrá que los ciudadanos puedan usar -como ya hacen los bancos- cuentas seguras en el BCE para sus operaciones cotidianas, además de los billetes y del dinero en cuentas bancarias privadas. Pero hay polémica sobre este asunto y abundan también las inexactitudes, como que ese instrumento vaya a entrar en vigor este mismo año en octubre… No es así. Esa es la fecha en que se decidiría el paso a la siguiente fase, la de su implementación. Pero no va a ser tan inmediata porque están pendientes reformas legislativas en la UE.

Yo diría que hay tres grandes posiciones en relación con el euro digital. Por un lado, están los que lo promueven, liderados por el Banco Central Europeo y algunos funcionarios de la UE, con la probable decisión política de lanzarlo. También lo apoyan explícitamente un reducido grupo de profesionales. Por otro lado, están los radicalmente opuestos, donde encontramos a algunos economistas de prestigio, pero donde predominan sectores vinculados a las teorías conspiratorias y también a la extrema derecha. Y, en tercer lugar, los observadores que podríamos llamar escépticos, que aceptan algunos de los argumentos a favor, pero no acaban de ver la urgencia de su implementación. Por otra parte, la población en general no sabe muy bien en qué va a consistir este nuevo instrumento y además a veces está intoxicada con falsedades.

Vamos a repasar en líneas generales las posiciones de estos tres grupos.

Lo que dice el BCE

Como aportación fundamental del euro digital en el BCE señalan su universalidad, que no compartiría ningún otro medio de pago. Así, con el efectivo no se puede pagar en el comercio electrónico; con la tarjeta de crédito no se puede pagar de persona a persona; con el bizum no se puede pagar fuera de España; con otros medios falta seguridad y además necesitan operar on line. El euro permitiría hacer todo eso sin riesgo, incluso off line (con límites).

En realidad, el BCE tiene miedo de perder el control de los medios de pago, algo que considera fundamental para Europa y para la estabilidad financiera. Es consciente de que se está enfrentando a riesgos en el sistema de pagos debido a la fragilidad de la eurozona y la dependencia extrema de proveedores extranjeros. Cada vez hacemos menos pagos en efectivo y más con tarjetas de crédito y otros instrumentos. Pero el 70% de los pagos con tarjeta se apoya en marcas internacionales y la mayor parte de las App móviles (Google Pay, Apple Pay, Pay Pal..) no son europeas (aunque el Bizum es español). Y su uso muestra una tendencia creciente. Para colmo, por ahí anda Trump apoyando con descaro las stablecoins ligadas al dólar. Y los grandes bancos estadounidenses están estudiando el lanzamiento de una stablecoin. Por supuesto, también están las criptodivisas menos fiables como el bitcoin.

Otras ventajas que señala el BCE incluyen la lucha contra el dinero negro, la inclusión financiera o la rebaja de costes en las transacciones de pagos. Así que pide a los legisladores que aprueben las disposiciones necesarias para poder completar el proceso y lanzar el euro digital.

Los opuestos

Enfrente tenemos a los que ven este proyecto solo como una forma de controlar a la población. A pesar de que el BCE intenta dar garantías de privacidad, centran su atención casi exclusivamente en los riesgos para el anonimato y lo rechazan de forma visceral. Porque no quieren que exista ninguna posibilidad de control público. Sin duda, influye también que hay bastante ignorancia y muchos dan crédito a las teorías conspiratorias (y falsedades) que se divulgan: que se va a eliminar el efectivo, que se va a usar para obtener información indebida, que se va a orientar en qué puede gastar cada uno, incluso que el dinero digital se podría expropiar en el futuro...

Pero algunos tienen también argumentos de peso. Por ejemplo, que supone riesgos enormes para el sistema bancario, al poder afectar a la base de depósitos de los bancos, incluso alimentando “corridas” bancarias hacia el BCE cuando haya alguna crisis de confianza. Precisamente por ello, y porque el BCE no tiene capacidad de “conocer al cliente”, el euro digital se va a implementar a través de los bancos privados. Y se va a limitar inicialmente a importes muy pequeños (se habla de 3.000 euros por persona). Pero es verdad que, en el futuro, se podría elevar y abrir un portillo a la inestabilidad financiera. Otros argumentos en contra hacen referencia a la posibilidad de que todo esto pueda llevar a la aplicación de tipos de interés negativos al euro digital (por ejemplo, como instrumento de política monetaria) o al control del crédito.

Los escépticos

Por último, tenemos a los que he denominado escépticos. Los que reconocen algunas ventajas al euro digital y aceptan que quizás sea una necesidad a medio y largo plazo, pero tienen dudas sobre sus riesgos y la urgencia de su implementación.

Porque algunos de los argumentos del BCE son débiles. Por ejemplo, las amenazas no son tan inmediatas porque las criptomonedas no son dinero. Las stablecoins todavía están lejos de ser un medio de pago generalmente utilizado, aunque es cierto que están ganando difusión. Las transferencias funcionan bien y son gratuitas en una gran proporción. Las tarjetas están absolutamente extendidas y operadas por los bancos europeos (aunque sean de emisores no europeos). Con costes razonables, aunque ciertos y que podrían bajarse con el euro digital.

El argumento de fomento de la inclusión financiera, cuando en Europa está bancarizado el 98%, es un poco absurdo. El del dinero negro no es muy fuerte porque siempre encuentra vías y un euro digital limitado no le va a afectar. Y es verdad que los riesgos para el sistema bancario, sin duda, están ahí. Tanto su “funding” como su oferta de crédito privado podrían experimentar alteraciones decisivas. Con repercusiones inciertas sobre la actividad económica.

Por lo que algunos dicen que, antes de una ruptura bastante radical como sería el euro digital, podría trabajarse en mejorar las transferencias europeas o generalizar a Europa algo como el Bizum (enlazando sistemas de diversos países), que cumple parte de las mejoras y tiene muchos menos riesgos

Conclusión

Sin duda el argumento de la autonomía estratégica en la eurozona es el más importante a favor del euro digital. Pero creo que falta transmitirlo mejor para que se acepte por parte de la población europea. Es absolutamente necesaria una política de comunicación con mucha pedagogía. Creo que no puede introducirse sin que, previamente, se combata el rechazo existente en muchos sectores y todas las teorías conspiratorias que circulan, en buena medida por falta de información.

El principal riesgo, probablemente sea el eventual impacto sobre los bancos de la eurozona y sobre la estabilidad financiera. Si el BCE no midiera muy bien sus pasos podríamos tener efectos indeseados.

Por último, la aprobación de todos los instrumentos jurídicos necesarios para poner en marcha el euro digital podría tener problemas, dada la fragmentación política en Europa y la existencia de sensibilidades contrarias a esta nueva moneda.

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