¿Y si jubilarse más tarde fuera ahora la mejor decisión económica para miles de españoles? Con el sistema público de pensiones bajo presión y un envejecimiento poblacional sin precedentes, el Gobierno de España —a través del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones— ha lanzado un paquete de medidas clave para alargar la vida laboral de los ciudadanos. A partir del 1 de abril de 2025, entró en vigor una ambiciosa reforma que premia a quienes retrasen su jubilación, penaliza indirectamente el retiro anticipado y permite compaginar salario y pensión con mayor flexibilidad.
Estas medidas forman parte de los compromisos con la Unión Europea en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y han sido recogidas en la Ley 21/2021, que busca mejorar la sostenibilidad del sistema público de pensiones a medio y largo plazo.
La jubilación activa se transforma: cobrar pensión y seguir trabajando será más rentable
El concepto de jubilación activa cambia radicalmente. Hasta ahora, solo podían acceder a ella quienes hubieran completado una carrera laboral completa. Con las nuevas normas, se elimina esa exigencia, abriendo la puerta a trabajadores con trayectorias intermitentes, como muchas mujeres cuidadoras no remuneradas o autónomos con periodos sin cotización.
Además, quienes opten por jubilarse parcialmente y seguir trabajando podrán incrementar progresivamente su pensión, con un esquema atractivo:
- Primer año de jubilación activa: 45% de la pensión compatible.
- Segundo año: 55%.
- Tercer año: 65%.
- Cuarto año: 80%.
- A partir del quinto: 100% de la pensión.
Y por si fuera poco, ahora es posible acumular los incentivos por demorar la jubilación junto a la pensión activa, algo inédito hasta ahora.
Demorar el retiro tiene premio: más pensión o un 'cheque' anual
Desde 2022, el Gobierno ya había aprobado tres tipos de incentivos para quienes decidieran posponer su jubilación:
- Aumento del 4% anual de la pensión por cada año de demora.
- Un pago único (cheque) por cada año extra trabajado.
- Una combinación personalizada de ambas opciones.
Con la nueva reforma, se añade un extra del 2% por cada semestre de demora adicional desde el segundo año.
Este nuevo enfoque busca contrarrestar las jubilaciones anticipadas, que suponen una carga creciente para la Seguridad Social. Según datos del propio organismo, en 2023 el 38% de las nuevas pensiones de jubilación se concedieron con anticipación voluntaria.
El reto demográfico: 2050, un punto de inflexión
España es uno de los países más envejecidos de Europa. Según el INE, en 2050 más del 30% de la población será mayor de 65 años. Eso significa que por cada pensionista habrá apenas 1,7 trabajadores activos. La ecuación no cuadra: la sostenibilidad financiera del sistema está en juego.
De ahí que estas medidas no solo busquen alargar carreras laborales, sino también cambiar el relato: trabajar más allá de los 65 años deja de ser una necesidad y puede convertirse en una oportunidad económica y vital.
Cambios también en la jubilación parcial y contratos de relevo. La reforma también introduce ajustes en la jubilación parcial, que ahora podrá adelantarse hasta tres años respecto a la edad ordinaria, frente a los dos anteriores. No obstante, se endurecen los requisitos: el trabajador relevista deberá ser indefinido y a jornada completa, lo que busca reducir el abuso de contratos temporales en este régimen.
¿El fin de la jubilación anticipada tal y como la conocemos?
Aunque no se eliminan las jubilaciones anticipadas, el mensaje es claro: quien opte por retirarse antes, cobrará menos. Quien trabaje más allá de la edad legal, cobrará más. El objetivo del Gobierno no es otro que fomentar una jubilación flexible pero sostenible, y evitar que las arcas públicas se vean desbordadas en la próxima década.