Internacional

Arrecia la guerra diplomática entre Argelia y Francia: piden a Macron más dureza

París estudia tomar medidas contra lo que considera “humillaciones” a Francia del régimen político-militar

  • El ex primer ministro de Francia Gabriel Attal -

“Llamamientos para cometer asesinatos, loas al terrorismo, declaraciones antisemitas. Es la manera como los influencers argelinos hablan en Francia. Todo ello necesita una respuesta firme ya que, desde hace muchas semanas, muchos meses, muchos años, el régimen argelino rechaza todas nuestras manos tendidas y no cesa de poner a prueba nuestro país”.

 

Quien así se expresa es el exprimer ministro francés, Gabriel Attal, hoy jefe del partido macronista, “Renacimiento”, quien en una tribuna publicada el sábado por el diario “Le Figaro” pide poner fin al acuerdo franco-argelino de 1968 que concede a los ciudadanos de Argelia un trato especial con respecto a la obtención de visados, el reagrupamiento familiar en territorio francés u otros privilegios que ningún otro país, ninguna otra excolonia sa disfruta.

 

Attal, siguiendo la misma línea que otros líderes políticos, denuncia en su texto el último acto de lo que en Francia se considera una humillación: uno de los varios “influencers” argelinos que viven en Francia y que han llamado a cometer atentados y asesinatos en territorio francés fue expulsado hacia su país de origen, que rechazó acogerlo y tuvo que ser devuelto a París. El individuo no solo estaba acusado por sus intervenciones a través de las redes sociales, sino que carecía de permiso de residencia y había cometidos varios delitos de derecho común en el pasado.

 

No es la primera vez que Argelia rechaza la isión de uno de sus ciudadanos expulsados de Francia. Es una de las medidas más utilizadas por el régimen de Abdelmayid Tebún en su diplomacia de fuerza contra París. La aceptación de los llamados en Francia “OQTF” (obligación de abandonar territorio francés) necesita un acuerdo de los países de los que los expulsados - normalmente delincuentes condenados en Francia - tienen la nacionalidad. El “influencer” devuelto a París el viernes pasado fue el último caso y forma parte de la guerra diplomática que el gobierno de Argel ha intensificado tras el cambio de postura de Emmanuel Macron, que el 30 de julio pasado reconoció la “marroquinidad” del Sáhara Occidental y apoyó el plan de autonomía propuesto por Rabat para el antiguo territorio español.

 

“Influencers” argelinos en Francia: la quinta columna de la diáspora

 

Varios de estos “tiktokers” argelinos que viven en Francia han sido arrestados en los últimos días; cuentan con centenares de miles de seguidores y las autoridades sas sospechan que actúan guiados por las redes políticas del régimen argelino en territorio francés. Lejos de los mensajes propagados por estos “yihadistas 2.0.”, como algunos simpatizantes les denominan, el rector de la mezquita de París, ciudadano argelino, es acusado también de propagar “fatuas” contra otros “influencers” argelinos críticos con Argel o, incluso, contra el exembajador francés en ese país, Xavier Driencourt, que propugna también una respuesta firme de París hacia su antiguo departamento en el norte de África.

 

Entre esas posibles medidas, el exjefe de gobierno Attal propone también poner fin a un acuerdo de 2007 que permite a los dirigentes argelinos viajar a Francia para recibir tratamiento médico hospitalario que paga la seguridad social local. Gabriel Attal lo tiene claro, “cuando uno no respeta a Francia, no puede beneficiarse de Francia”.

 

La ruptura de los acuerdos preferenciales con Argelia de 1968 es una medida apoyada por la mayoría del espectro político francés, pero ninguno de los presidentes posteriores a Charles De Gaulle, signatario de esos pactos, se ha atrevido a llevarla a cabo.

 

El estigma colonial y la autoflagelación por el complejo de culpabilidad han convertido a Francia en rehén de un país que ya hace 62 años que accedió a su independencia, que es rico en gas y petróleo, pero que es incapaz de ofrecer un futuro a una mayoría de su juventud, que prefiere intentar mejorar sus condiciones de vida en el extranjero y, en especial, en Francia.

 

El presidente Macron comenzó su mandato en 2017 con una actitud de acercamiento próximo a la sumisión hacia su vecino al otro lado del Mediterráneo. Llegó a manifestar que el colonialismo francés en Argelia fue un “crimen contra la humanidad”. A medida que sus caricias diplomáticas a su homólogo Abdelmayid Tebún no surtían efecto, denunció lo que llamó “la renta memorial” de la que vive el régimen político-militar argelino “que falsifica la Historia”. Su acercamiento con Rabat fue el punto final a la complacencia con la dirigencia de la antigua colonia.

 

El presidente argelino, un político en manos del entramado político-militar que sostiene al régimen, ha desempolvado todos los argumentos de la propaganda antisa y acusa a Francia de haber intentado remplazar a los musulmanes por cristianos en sus 132 años de presencia en tierras argelinas. La utilización política del islam es uno de los elementos de la política interior y exterior de Tebún. En Francia, con la ayuda de los imanes argelinos, se utiliza también como elemento de cohesión de la diáspora, parte de la cual actúa como quinta columna.  En su país, el gobierno ha eliminado la lengua sa de las escuelas y la universidad, y ha prohibido los colegios privados financiados con fondos ses. Los acuerdos comerciales entre los dos países y las transacciones económicas están suspendidos. Las empresas instaladas en Argelia acumulan deudas gigantescas por impagos del gobierno local.

 

Boualem Sansal, el “Solyenitsin argelino”, rehén de Argel

 

Esperando una reacción más dura de la parte de Emmanuel Macron, hay una víctima especial del deterioro de las relaciones entre los dos países. El escritor franco-argelino, Boualem Sansal, lleva detenido ya dos meses en Argel, donde fue arrestado a la llegada al aeropuerto. Sus abogados todavía no han recibido el visado para poder visitarle. Sansal denuncia en sus obras, muchas traducidas al español, la penetración del islamismo en Occidente y no ha cesado de hablar de ello con los principales dirigentes ses y europeos. La gota que colmó el vaso del régimen argelino fue una reciente declaración del escritor en la que aseguraba que una parte del territorio argelino pertenece históricamente a Marruecos.

 

Sansal se ha convertido así en el rehén más mediático de Argelia. A sus 80 años y enfermo, el llamado “Solzhenitsyn argelino” permanece ingresado en el hospital de una prisión. Naturalizado francés en 2024, Sansal está acusado de infringir el artículo 87 bis del código penal argelino que sanciona como “terrorista o subversivo todo acto contra la seguridad del Estado, la integridad del territorio, la estabilidad y el funcionamiento normal de las instituciones”.

 

El presidente argelino acusó a Francia de enviar a Argelia a “un impostor que no conoce ni su identidad ni a su padre, y que dice que la mitad de territorio argelino pertenece a otro Estado”. La agencia de prensa oficial, a las órdenes del poder, fue más allá y denunció el régimen “macronito-sionista” francés.

 

Para Emmanuel Macron, Argelia pierde el honor con el arresto de Boualem Sansal. El 6 de enero el presidente francés manifestó que «este combatiente de la libertad está detenido de manera totalmente arbitraria”. Sus rivales, y también sus allegados políticos, esperan ahora algo más que palabras para responder a la ofensiva diplomática y verbal de Argelia.

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