En los últimos años, las diputaciones han sido entidades fuertemente cuestionadas. La crítica más frecuente es que se han convertido en 'chiringuitos' para que se refugien en ellas las figuras incómodas o las viejas glorias de los partidos. Sin embargo, y teniendo esto visos de ser cierto, no siempre es así. Porque, en ocasiones, también se utilizan para beneficiar a formaciones a las que el partido que las maneja desea complacer o devolver antiguos favores. Éste parece ser el caso de la Diputación de Barcelona, entidad en la que los socialistas catalanes han reubicado a políticos de formaciones amigas caídos en desgracia o familiares de dirigentes a los que se desea favorecer.
El último ejemplo tuvo lugar la semana pasada, cuando la diputación, presidida por la socialista Lluïsa Moret, fichó al periodista Tolo Moya como asesor en el área de Presidencia. Se da la circunstancia que Moya, exresponsable de Comunicación de ERC, habría formado parte una estructura paralela del partido dedicada a la guerra sucia —concretamente, habría sido el artífice de unos carteles 'fake' en los que se sugería que el excandidato republicano a la alcaldía de Barcelona, Ernest Maragall, padecía alzheimer como su hermano Pasqual—. Según consta en la página web de la Diputación, Moya fue contratado para este puesto el pasado jueves. Y aunque en el gobierno de la Diputación también participa Esquerra, los comunes y dos representantes de Junts, el nombramiento fue firmado por el PSC, pues el área a la que se ha incorporado Moya se encuentra en sus manos.
El fichaje resulta controvertido por tratarse de un profesional señalado por una práctica censurable. No obstante, con este gesto, el PSC estaría tratando de satisfacer al líder de ERC, Oriol Junqueras. Y es que fue la antigua cúpula del partido —de filiación 'rovirista' y enemistada con Junqueras— la que acusó a Moya el pasado octubre de estar detrás de la campaña y sugirió que el actual líder de ERC se encontraba al corriente —si bien, el informe no pudo arrojar resultados concluyentes—. Cabe decir que Moya ya había trabajado como asesor en la Diputación, pero fue cesado en julio pasado tras hacerse pública una grabación en la que de su equipo de comunicación discutían acerca de cómo encubrir el caso de los carteles ante la opinión pública.
El movimiento, como era previsible, no tardó en suscitar la reacción del sector crítico de los republicanos, encabezado por Xavier Godàs. "Aquí la cuestión clave es saber y conocer qué pacto hay con el PSC en la Diputación de Barcelona, por el que hay nuevas contrataciones de asesores de la dirección y otras posiciones relevantes en el partido. Lo mismo para el Área Metropolitana de Barcelona. Y qué implica esto a nivel político", manifestó Godàs el pasado sábado en su cuenta de X.
Un programa de TV para la mujer de Puigdemont
Por lo demás, la Diputación de Barcelona renovó a principios de año el programa 'The Weekly Mag', que presenta en la Xarxa Audiovisual Local (XAL) la mujer de Puigdemont, Marcela Topor. Casualmente, el espacio llevaba sin asomarse a la parrilla todo el mes de enero, coincidiendo con la cuestión de confianza que, a modo de órdago, fue lanzada por los de Puigdemont al presidente Sánchez. Sin embargo, tras confirmarse el respaldo de Junts a la segunda versión del decreto ómnibus del Gobierno, se supo que el espacio regresaba a la programación tras aquel inesperado lapsus.
Conviene resaltar que el programa en cuestión cuenta solo con 12.000 espectadores, lo que no es óbice para que la esposa del dirigente ingrese gracias al él 6.000 euros mensuales —en total, el coste del espacio, hecho a la medida de Topor, asciende a 10.494 euros—. Finalmente, el diario 'Ara' señaló esta semana que las comarcas de la Anoia y el Alt Penedés —en las que gobiernan los dos representantes díscolos de Junts que hicieron posible que la socialista Moret se alzase con la presidencia de la Diputación barcelonesa— concentran el 40% de las subvenciones que el organismo otorgó discrecionalmente a entes locales el año pasado. Esto es, 11,2 millones al Alt Penedès y 11,7 a la Anoia. Mientras, la tercera comarca en la lista, el Baix Llobregat se tuvo que conformar con 8,9 millones —siendo una demarcación mucho más poblada—.