La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) actualiza sus proyecciones para las economías realizadas en marzo y rebaja el crecimiento del PIB español dos décimas tanto en 2025 como en 2026, al 2,4% y 1,9%, respectivamente. Se aleja así de la previsión del Gobierno, que se mantiene en el 2,6% y 2,2%, con una desaceleración respecto al avance de 2024 (3,2%).
El organismo rebaja sus expectativas en un contexto de incertidumbre global por las barreras comerciales. Espera que el crecimiento mundial sea del 2,9% tanto en 2025 como en 2026, frente al 3,3% de 2024. En el caso de España, la OCDE advierte, además, de que el despliegue de los fondos UE Next Generation será decisivo y su retraso supone un riesgo para el crecimiento de la economía.
Teniendo en cuenta la debilidad de la demanda de los socios comerciales y el efecto de los aranceles, se augura una ralentización de las exportaciones. En este sentido, el crecimiento del 2,4% este año y 1,9% en 2025 se sustenta por completo en la demanda interna. Esto es, en el consumo de los hogares gracias a la fortaleza del empleo, el crecimiento de la renta real, el ahorro acumulado, y la bajada de la inflación.
Pero hay otra variable que será clave para que se produzca ese crecimiento en España por la vía de la demanda interna: la inversión. La OCDE recuerda que su recuperación ha sido lenta desde la pandemia y espera que coja impulso, aumentando un 4,4% en 2025 y otro 2,7% en 2026, gracias a la reducción de los costes de financiación y a la aplicación del Plan de Recuperación (PRTR), es decir, los fondos UE.
"Los desembolsos de los fondos PRTR y la bajada de los tipos de interés apoyarán la inversión, aunque los retrasos en la ejecución y el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales podrían limitar el repunte", advierte la OCDE. Los riesgos para el crecimiento están "sesgados a la baja" y "siguen siendo elevados", también por la escalada de las tensiones geopolíticas y comerciales, que podrían frenar aún más la demanda exterior, aumentar la incertidumbre y retrasar las inversiones vinculadas a los fondos UE.
Inflación, paro y consolidación fiscal
En cuanto a la inflación, la OCDE calcula que bajará del 2,9% en 2024 al 2,4% en 2025; y alcanzará el 1,9% en 2026, favorecida por la bajada de los precios de los alimentos y la energía y las limitadas presiones salariales. El desempleo es el indicador en el que España sale peor parada. El organismo lo mantiene por encima del 10% en todo el horizonte de proyección, que finaliza en 2026.
En cuanto al déficit público, espera que se reduzca por debajo del 3% del PIB en 2025, hasta el 2,8%, aunque quedaría por encima del 2,5% comprometido por el Gobierno. Ya en 2026 se rebajará el 2,3%. La ratio de deuda pública en relación al PIB seguirá bajando y la OCDE espera que en 2026 esté ya por debajo del 100%, en el 99,3%; aunque todavía no habrá logrado recuperar los niveles de 2019.
En todo caso, la OCDE advierte de que aunque el déficit y la deuda pública en relación con el PIB han disminuido, sigue siendo esencial proseguir la consolidación para situar la deuda pública bruta en una tendencia descendente, cumplir las reglas fiscales de la UE y hacer frente a las crecientes presiones sobre el gasto derivadas del envejecimiento de la población y la transición ecológica.
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