Toulouse, apodada como la Ciudad Rosa o la Ville Rose —debido al tono rosado de sus edificios de ladrillo—, es una de las ciudades del sur de Francia que deberíamos visitar (al menos) una vez en la vida. A medio camino entre el Atlántico y el Mediterráneo, y a un paso de los Pirineos y del País Vasco, esta joya de ciudad combina historia, ciencia, arte y gastronomía en un cóctel perfecto para una escapada exprés. ¿Solo tienes un día? Aquí te cuento cómo aprovecharlo al máximo para que no te dejes nada por ver.
Desayuno a la sa
Una visita a Toulouse debe comenzar siempre por su Mercado de Abastos, el Mercado de Víctor Hugo, una parada indispensable para conocer de cerca lo mejor de su gastronomía y empezar con buen pie el día. Inaugurado en 1896, y considerado el mercado cubierto más antiguo de Francia, es el lugar idóneo para disfrutar de un buen café acompañado con alguna pieza de bollería o pastelería sa o, incluso, una tabla de quesos y embutidos locales acompañados de una tradicional baguette.
© Mercado de Víctor Hugo
Habiendo cogido fuerzas, la primera parada es la plaza del Capitolio, el centro neurálgico de Toulouse, sede del ayuntamiento y del teatro municipal, que permite acceder a su interior para ver el Salón de los Ilustres, una galería de arte pública gratuita que consigue transportar a los visitantes a la opulencia del siglo XIX.
Entrada al capitolio © Maeva Vigier/Unsplash
Recorriendo el casco histórico
En el casco histórico de Toulouse se encuentra uno de los mayores templos románicos de Europa punto clave del Camino de Santiago, se trata de la Basílica de Saint-Sernin. Su imponente arquitectura, su atmósfera y su energía, además de la belleza de su interior, la convierten en una de las primeras paradas obligatorias en la ciudad. Muy cerca de allí se encuentra la cargada de historia medieval —calle del Toro—, una vía cargada de historia medieval plagada de boutiques, librerías y cafeterías gourmet.
Comida frente al Garona
Uno de los recorridos indispensables para disfrutar en Toulouse es un paseo a orillas del río Garona. Allí, en sus alrededores y con vistas al Pont Neuf —el puente más antiguo de la ciudad—, se encuentran numerosos restaurantitos de cocina tradicional donde vale la pena probar algunos de sus platos más típicos como el cassoulet (un guiso de alubias con confit de pato), las salchichas de Toulouse, el foie gras de pato, el garbure (una sopa de col y verduras acompañada habitualmente con carne) o el rillete d’oie de oca (carne de oca cocida lentamente en su propia grasa con textura untable). Bocados obligatorios para conocer Toulouse en términos gastronómicos.
Vista al río Garona © Unsplash
Paseo entre obras de arte
No muy lejos del Pont Neuf, siguiendo la orilla del Garona, aparece Les Abattoirs, el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Toulouse, una visita estupenda para los amantes del arte y la arquitectura por estar ubicado en un antiguo matadero industrial reconvertido en espacio de arte. En su interior se exhiben obras de los siglos XX y XXI de artistas como Dubuffet, Picasso, Miró, Tàpies o Niki de Saint Phalle, además de instalaciones contemporáneas y performances. Además, en sus alrededores cuenta con un jardín escultórico a orillas del Garona y una terraza con vistas que invita a quedarse a tomar algo tras la visita.
Un viaje exprés al espacio
Si no te importa desplazarte fuera de la ciudad, existe un lugar único donde profundizar en los vínculos entre la ciencia y el espacio, la llamada Cité de l’Espace. Y es que Toulouse es la capital europea de la aeronáutica y el espacio, de ahí que en sus alrededores se encuentre un museo convertido en parque temático dedicado al espacio donde ver en primera persona la réplica a escala real del cohete Ariane 5 o entrar en una estación espacial. Incluso, es la visita perfecta si se viaja con niños.
Ciudad del Espacio © Raphael L/ Unsplah
De la aristocracia a lo bohemio
Un viaje expréss a Toulouse debe terminar siempre recorriendo el barrio más aristocrático de la ciudad, el barrio de Carmes. Aquí se encuentran algunos de los restaurantes de cocina occitana moderna más interesantes de la ciudad, además de algunos bistrós con encanto en donde terminar el viaje brindando con vinos de la región.
