Canarias

El gambiano con un cuchillo abatido en un aeropuerto canario fue tutelado en un centro de menas

La historia de Abdoulie Bah, truncada como la de tantos otros que quedan varados en las islas como denuncia el Gobierno de Canarias de CC y PP

  • Inmigrantes abandonando una patera -

Abdoulie Bah llegó a la isla en un cayuco, en 2019, con tan sólo 13 años. El joven jugaba al fútbol en el Club Deportivo Kayku y trabajaba como traductor en un centro de menas (menores no acompañados). Bah murió el pasado sábado tras recibir cinco disparos de la policía en el aeropuerto, cuando acababa de intentar robar a un taxista portando un cuchillo, episodio que investiga ahora un juzgado de Telde. El joven gambiano falleció con sólo 19 años.

Su final violento ha sacudido a la opinión pública canaria. Según las diligencias abiertas por el Juzgado de Instrucción número 2 de Telde, Bah recibió cinco disparos —uno de ellos en el cuello— después atacar con un cuchillo a un taxista, intentar agredir a otra persona dentro de la terminal 2 y derribar a un agente de la Policía Nacional.

El joven Bah se presentó en el aeropuerto con intención de regresar a su país de origen, pero su billete era para el 22 de mayo. En las instalaciones le señalaron que debía ar con su aerolínea para cambiar el vuelo. Sin embargo, el día del incidente, Abdoulie Bah portaba en su equipaje un cuchillo de grandes dimensiones, con el mismo con que minutos más tarde amenazó a varios viandantes, a un taxista y a agentes de policía. En Las Palmas, Abdoulie trabajaba como traductor en un centro de menores extranjeros no acompañados y, mientras estuvo bajo la tutela del Gobierno de Canarias, recibió formación en agricultura y ofimática, y le enseñaron varios idiomas. Además, el joven gambiano, jugaba al fútbol en el club Kayku de Las Palmas.

El sindicato Jupol (Justicia Policial), que representa a la mayoría de los agentes de la Policía Nacional, ha expresado su respaldo a la actuación policial llevada a cabo en el aeropuerto, calificándola de “proporcional y congruente” y ajustada a la normativa vigente.

Por su parte, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) ha confirmado que existen vídeos del suceso y, según su comunicado oficial, “evidencian que el fallecido aparentemente se encontraba fuera de sí”. La jueza instructora trata ahora de esclarecer si hubo una respuesta proporcionada por parte de los agentes ante el comportamiento del joven. Pero más allá del perfil del joven abatido se esconde una historia que se repite en muchas orillas del sur de Europa y que el Gobierno de Canarias denuncia desde agosto de 2023.

Nacido en Gambia, Abdoulie Bah llegó en un cayuco a las Islas Canarias en 2019, siendo todavía menor de edad. Desde entonces, pasó por el sistema de protección y, al cumplir la mayoría de edad, comenzó a trabajar en un centro de acogida para menores migrantes, facilitando la comunicación entre los recién llegados y los trabajadores sociales. “Era un chico con ganas de salir adelante, algo callado, pero siempre dispuesto”, cuenta una fuente cercana a su entorno en el centro. “Esto nos ha dejado en shock. Nadie se lo esperaba”.

Varado al alcanzar la mayoría de edad

Desde el punto de vista jurídico, los menores extranjeros no acompañados están protegidos por diversas normativas nacionales e internacionales, como, por ejemplo, la Convención de los Derechos del Niño de Naciones Unidas. Durante su estancia en distintos centros de acogida, se garantizó su derecho a la educación, asistencia sanitaria, y acompañamiento social y psicológico.

Sin embargo, un problema recurrente y grave surge cuando estos jóvenes cumplen los 18 años y deben abandonar los centros de protección, pasando a depender de las medidas que puedan adoptar los servicios sociales para adultos, lo que a menudo resulta insuficiente.

La falta de una red sólida de apoyo para esta transición genera situaciones de vulnerabilidad extrema: desempleo, ausencia de vivienda estable, carencia de apoyo psicológico y social, y dificultades para regularizar su situación istrativa. En este vacío legal y social, muchos quedan expuestos a la marginalidad y al riesgo de conductas desesperadas o conflictivas, como pudo ser el caso de Abdoulie Bah.

Especialistas y asociaciones denuncian que el sistema no prevé una planificación adecuada para la inserción efectiva de estos jóvenes en la sociedad una vez abandonan el sistema de protección. Reclaman la necesidad de protocolos que garanticen una transición progresiva, con a recursos de empleo, formación y vivienda protegida, para evitar que queden “en tierra de nadie”.

Cumplimiento de la regla de Tueller

Jupol explicó este lunes que la actuación se llevó a cabo respetando la regla de Tueller, un principio táctico que establece que una persona armada con un arma blanca puede representar una amenaza mortal si se encuentra a una distancia corta, debido a su capacidad para atacar en cuestión de segundos. "El individuo armado podía haber acabado perfectamente con la vida de uno de los policías", afirmó el sindicato.

Uso reglamentario de los medios de dotación

Desde Jupol también destacaron que los agentes utilizaron sus medios de dotación reglamentarios, en este caso, sus pistolas, para hacer frente a una amenaza real y directa contra sus vidas. "Fue una situación de riesgo extremo y los agentes respondieron con los medios adecuados para proteger su integridad y la de los ciudadanos presentes", añade la central.

El sindicato ha solicitado que se respeten los derechos de los agentes implicados, quienes actuaron en el marco de sus funciones y siguiendo los protocolos establecidos para situaciones de amenaza con arma blanca.

La investigación judicial sigue abierta. Las cámaras del aeropuerto, los informes policiales y las declaraciones de testigos determinarán si hubo algún fallo en los protocolos de intervención. Pero hay algo que ya es definitivo: la vida de Abdoulie Bah se interrumpió abruptamente, y con ella la esperanza que había depositado en Europa cuando zarpó, siendo menor, hacia lo desconocido.

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