Cultura

¿Por qué Enrique VIII decidió separar a Inglaterra del Vaticano?

El rey que ejecutó a 70.000 católicos, se erigió como el papa de los ingleses, fundando la “religión política” del anglicanismo

  • Enrique VIII junto a su segunda esposa Ana Bolena

En 1534, el rey Enrique VIII se autoproclamó Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra mediante la promulgación del Acta de Supremacía, lo que causó la ruptura de su país con el papa. A partir de entonces, los católicos de las tierras inglesas se vieron forzados a acatar la nueva doctrina conocida como el anglicanismo, calificada por historiadores como Santiago Mata como una “religión política”. El nuevo cabeza de su Iglesia nacional comenzó una persecución contra los seguidores del catolicismo, a los que asoció como disidentes de la Corona británica. Esta decisión tiene efectos hasta la actualidad, ya que todavía, los reyes británicos, máximos representantes del Estado anglicano, tienen prohibido abrazar la doctrina católica.

Esta decisión de Enrique VIII marcó el destino de Inglaterra. En un contexto histórico, todo se remonta al momento en el que el rey quiso contraer nupcias por segunda vez con Ana Bolena, solicitando la anulación de su matrimonio con la reina española Catalina de Aragón, quien no le dio un heredero varón. Esta petición de casarse con la dama de compañía de su por entonces esposa fue denegada por el papa Clemente VII, lo que provocó la ira del soberano, marcando con su decisión personal un punto de no retorno entre las relaciones de Roma y Londres.

Santiago Mata es el autor de “Mártires de Inglaterra” (SEKOTIA, 2025) donde analiza las persecuciones religiosas de los reyes ingleses a partir de la promulgación del Acta de Supremacía (1534), que confirmó la ruptura espiritual definitiva, catapultando la figura de Enrique VIII como “nuevo papa de Inglaterra”. Para el historiador, “a veces se menosprecia su figura por ser el causante de una fractura religiosa, como si fuera un problema personal que arrastra una sociedad. La pregunta es cómo un rey y no un predicador es capaz de romper con la Iglesia católica. Lo tendemos a ver como un divorcio, pero es algo mucho más profundo, es un auténtico Brexit”.

Enrique VIII “ejecutó a 70.000 personas, fue un sanguinario y un tirano”

Santiago Mata autor de Mártires de Inglaterra 

Apenas veinte años antes, el monje agustino Martín Lutero comenzó sus sermones criticando la corrupción de la curia romana. Estos mensajes rompedores atraparon a una parte de la población, pero, sobre todo, a aquellos príncipes que vieron la oportunidad de desligar sus tareas políticas, de las religiosas. Santiago Mata expone que Enrique VIII funda el anglicanismo, que lo considera más moderno, ya que “el luteranismo cree en una sola fe, porque piensa que Dios se manifiesta directamente con la persona, sin necesidad del papa. En cambio, Enrique VIII, va más allá, ya que niega que exista una relación personal con Dios, por lo que lo único que existe es el poder político, que lo abarca todo”. Por lo que, estaríamos hablando de “una politización de la religión”.

Otra de las características principales del anglicanismo es que su creador no lo universaliza, sino que lo reduce a Inglaterra. Como nueve Jefe Supremo de su religión, Enrique VIII decidió desmantelar y expropiar las tierras de los monasterios y conventos que, hasta entonces, habían permanecido ligadas a la Iglesia católica, incrementando el patrimonio de la Corona británica. Desde aquel momento, los monjes fueron perseguidos, infundiendo miedo en la población católica, que no supo cómo reaccionar.

“Muero como buen siervo del rey, pero de Dios primero”

Tomás Moro, antes de ser ejecutado, el 6 de julio de 1535, en la Torre de Londres

El objeto de estudio de Santiago Mata se centra en destapar los casos de mártires católicos, aquellos que fueron ejecutados sin oponer resistencia armada, sin un juicio justo, y que no estaban dispuestos a aceptar la nueva doctrina. “Existe lo que llaman la Peregrinación de Gracia, que tenían miedo a llamar sublevación: unos 40.000 católicos acudieron al rey con el objetivo de pedirle pacíficamente que cambiara de opinión”. Al principio, Enrique VIII no se vio con fuerzas para reprimir este movimiento, por lo que cedió a la súplica de no suprimir los sacramentos en la recién creada Iglesia anglicana. Sin embargo, en cuanto a los ataques contra las órdenes religiosas, no fueron capaces de convencerlo para lograr el cese de las expropiaciones.

Retrato de Tomás Moro.

Retrato de Tomás Moro, por Hans Holbein el Joven (1527)

El período de Enrique VIII estuvo marcado por las ejecuciones más emblemáticas, como la de su consejero Tomás Moro, el humanista que se negó a aceptar la deriva autoritaria del monarca, ya que, según sus propias palabras antes de morir: “Muero como buen siervo del rey, pero de Dios primero”; o de Ana Bolena, la mujer que desencadenó la ruptura, quien fue decapitada en la Torre de Londres, tan solo tres años después de casarse con el soberano. Santiago Mata cifra sus ejecuciones en “70.000 personas”, por lo que, afirma que fue “un sanguinario y un tirano”. El entrevistado en el canal de Youtube “Trincheras Ocultas” no se explica cómo en Inglaterra todavía se le llama “Good King Henry”. 

En definitiva, la nueva religión política conocida como el anglicanismo entrelazó el poder del soberano con el espiritual, ya que todo aquel que no aceptara la nueva doctrina, se le consideró un traidor del estado inglés. Al negar la universalidad de la Iglesia, reduciéndola a un plano nacional, los católicos fueron forzados a emigrar a los territorios de la Monarquía Hispánica, especialmente hacia las Diecisiete Provincias. Santiago Mata concluye con que, en siglo y medio de persecuciones en Inglaterra, la Iglesia católica ha beatificado a 250 mártires y canonizado a 44 santos, lo que considera una cifra escasa, en relación con la cantidad de estos que trataron de cambiar de forma pacífica, la deriva anglicana de su patria.

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