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Temor en el PP a la “frustración” de sus votantes por la resistencia de Sánchez pese a los escándalos

La dirección popular recibe con alivio la remontada en los sondeos tras el ‘error Trump’ cometido por Vox

  • Alberto Núñez Feijóo -

La dirección del PP ha comenzado a detectar entre sus votantes y afiliados "frustación" por la resistencia de Pedro Sánchez en el poder y reconoce que lidiar con la ansiedad de cambio que palpa en gran parte de la sociedad "no es fácil", por más que cada semana la situaciòn política parezca más insoportable que la anterior. "Cuando vas a un acto de partido, los tuyos te preguntan: bueno, ¿qué? ¿Cuándo vais a echar a Sánchez? Y no es fácil de responderles", reconocía esta semana a Vozpopuli un alto cargo de ese partido.

Es una pregunta ciudadana lógica que no tiene fácil respuesta porque, al fin y al cabo, la iniciativa la sigue llevando el presidente del Gobierno, que es quien tiene la sartén por el mango de convocar unas elecciones. El equipo de Alberto Núñez Feijóo es muy consciente de que la legislatura bien puede llegar a término, hasta 2027, porque ninguno de los socios parlamentarios del PSOE, tampoco Junts per Catalunya pese a las amenazas y los amagos de ruptura de Carles Puigdemont, tiene el más mínimo interés en dejar caer a Sánchez para que llegue un gobierno del PP previsiblemente apoyado por Vox.

Sánchez logra asentar su poder

Pese a la debilidad parlamentaria del Gobierno de coalición PSOE/Sumar, mayor en esta legislatura que en la anterior, lo cierto es que Sánchez está logrando asentar su poder no sólo político, también social, judicial, y, sobre todo, empresarial, como lo demuestra la defenestración en un despacho de La Moncloa de José María Alvarez Pallete al frente de Telefónica para poner a un gestor de declarada afinidad por el PSC, Marc Murtra; o la toma del control del Tribunal Constitucional de la mano de la mayoría progresista comandada por su presidente, Cándido Conde-Pumpido.

Un Ejecutivo, resaltan estas fuentes, que intenta "sin complejos" que permée en la sociedad española la teoría del lawfare: la supuesta existencia de un complot de jueces conservadores y la oposición polìtica y mediática para tumbar a Sánchez acusando en falso de corrupción a su esposa, Begoña Gómez, y a su hermano, el director de orquesta David Sánchez Pérez-Castejón, al que una jueza de Badajoz acusa de haberse beneficiado de una plaza de coordinador musical de la Diputación pacense.

Esa "ausencia de límites aunque se lleve por delante las instituciones", ese "todo vale con tal de mantener el poder", señalan en el equipo de Feijóo, está también en el trasfondo de la resistencia numantina a dimitir del Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, y en cierto modo convierte en inocua la oposición tal y como se ha concebido hasta ahora durante el medio siglo de democracia que llevamos

Esa "ausencia de límites aunque se lleve por delante las instituciones", ese "todo vale con tal de mantener el poder", señalan en el equipo de Feijóo, está también en el trasfondo de la resistencia numantina del Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, y en cierto modo convierte en inocua la oposición tal y como se ha concebido hasta ahora durante el medio siglo de democracia que llevamos. Ortiz se niega a dimitir pese a estar imputado en el Tribunal Supremo de un delito contra el deber de secreto judicial por haber filtrado, supuestamente, desde el Ministerio Público a los medios de comunicaciòn correos de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, el empresario investigado por Hacienda Alberto González Amador, en los que ite haber cometido delitos fiscales.

Y, además, el ruido que genera la situación precaria del presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, por su gestión en la tarde/noche del 29 de octubre con el desastre de la DANA, sus continuos cambios de versión en una estrategia ya más de defensa jurídica personal que política, no ayuda en nada a los populares porque rompe su discurso nacional de regeneración, les obliga a ponerse a la defensiva y da oxígeno a los socialistas no solo en esa comunidad sino en el resto de España.

El riesgo valenciano

No en vano, la Comunidad Valenciana elige 33 diputados a Cortes, casi un 10% del total del Congreso. Otro cisne negro electoral sobrevenido por la mala gestión de Maxón en la catástrofe valenciana, que sería el tercero después del histórico en Cataluña -el PP sacó en 2019 solo una diputada de 48 escaños, Cayetana Álvarez de Toledo; en 2023 ya fueron seis-, más el agujero del País Vasco, sí que podría poner en peligro el objetivo de Alberto Núñez Feijóo de conquistar La Moncloa a la segunda tras el fiasco del 23J de 2023.

En la sede popular de la calle Génova trabajan, por tanto, en el peor de los escenarios para ellos, que las elecciones sean en 2027, aunque ésta semana han recibido con alivio los últimos tracking de encuestas, los cuales reflejan cómo la defensa tan cerrada de las represalias arancelarias de la nueva istraciòn estadounidense, incluso de las salida de tono de Donald Trump, está empezando a pasar factura a sus rivales de Vox. No es casualidad que Feijóo centrara este lunes pasado el tiro en los de Santiago Abascal.

Feijóo había estancado en febrero su crecimiento con el embrollo del decreto ómnibus, pero encuestas de esta semana indican que a Abascal no le está yendo bien su estrategia entreguista con La Casa Blanca y la internacional MAGA. No sólo son las deserciones de sus filas -la última, la del general Agustín Rosety- y el los crípticos en torno a la figura del caído ex portavoz parlamentario Iván Espinosa de los Monteros- es que el PP ha olido sangre en su vecino a la derecha y se ha lanzado esta semana a por el voto del campo que nutre a Vox.

Feijóo había estancado en febrero su crecimiento con el embrollo del decreto ómnibus (ahora no lo apoyo, ahora sí para que no me acusen de boicotear la subida de las pensiones), pero encuestas de esta semana indican que a Abascal no le está yendo bien su estrategia entreguista con La Casa Blanca y la internacional MAGA. No sólo son las deserciones de sus filas -la última, la del general Agustín Rosety- y el los crípticos en torno a la figura del caído ex portavoz parlamentario Iván Espinosa de los Monteros- es que el PP ha olido sangre en su vecino a la derecha y se ha lanzado esta semana a por el voto del campo que nutre a Vox.

El martes 18 de febrero, el líder popular se fue a Murcia a presentar con el presidente de la región, el popular Fernando López Miras, una ley de fiscalidad agraria con la que pretende “aliviar a los agricultores del infierno fiscal al que les somete el Gobierno central de Pedro Sánchez”... y, de paso, robarle votos a Abascal en uno de sus feudos desde hace seis años, junto con la provincia de Almería y, en general, el sureste español, muy centrado en el sector hortofrutícola.

La norma contempla una rebaja de impuestos integral para hacerle frente al incremento de los costes de producción en el primer sector. En concreto, la ley prevé “ampliar el umbral de ingresos de agricultores y ganaderos para que puedan seguir tributando por el sistema de módulos”, según explicó Feijóo junto a López Miras, durante una visita a una empresa hortofrutícola del municipio murciano de Librilla.

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