Opinión

Ministros que mienten

Es hora de conjugar el verbo resistir en todos sus tiempos

  • La Alegría de mentir -

Explica Alex Grijelmo, en un amenísimo e interesante ensayo, que las lenguas se rigen por normas inexorables creadas por la inteligencia común de todos sus hablantes, lo que él llama El genio del idioma, expresión feliz que da título al libro. Los hablantes desarrollan la lengua común obedeciendo fielmente leyes no escritas que ni siquiera percibe como tales, y que van variando con el tiempo. Pongamos un ejemplo. Los verbos del español se dividen en tres conjugaciones. “Ar”, “er” e “ir”. No son una lista cerrada, ya desde el latín se nos permite crear tantos verbos como sustantivos existen. Pero esa libertad no es total. El genio del idioma bloqueó hace siglos la posibilidad de formar verbos de la segunda o tercera conjugación. Solo nos permite crearlos acabados en “ar”. Nos deja inventar, pero dentro de los límites de la primera conjugación. Y nosotros, todos, obedecemos.

Hagan la prueba, escojan cualquier sustantivo, intenten crear un verbo acabado en “er” o en “ir”. No suena bien, no nos sale. Está prohibido por la inteligencia común que dirige el desarrollo de la lengua. Aún se pudo crear alguno terminado en “er” si provenía directamente del latín con esa terminación o se trataba de una construcción en “ecer”, pero esa posibilidad se bloqueó pronto. No le gustaba al genio del idioma, que a veces es muy radical.

Menos suerte aún corrieron los verbos de la tercer conjugación, los acabados en “ir” que quedaron limitados muy pronto. Son los mismos verbos desde hace ochos siglos, y con las excepciones que confirman toda regla general, son los que nombran las acciones básicas y fundamentales del ser humano, lo que nos define como personas. Vivir, morir, herir, sufrir, dormir, oír reír, ir, venir.  No hay verbos de la tercera conjugación para referirse a acciones derivadas del desarrollo cultural producido desde la Edad Media. Decir, escribir y como consecuencia de decir y escribir desde que el hombre es hombre, mentir, son verbos de la tercera conjugación.

Pilar Alegría y los demás ministros que usaron el bulo y, a sabiendas de su falsedad, no se desdicen y siguen esparciéndolo, fingen una indignación que están muy lejos de sentir pero que  les beneficia

La posibilidad de mentir a conciencia es una de las características fundamentales de nuestra especie. Cuando Pilar Alegría y demás ministros esforzados por ganarse el puesto en la pirámide de poder sanchista mienten y siguen propagando el bulo de la bomba lapa después de haber sido desmentido por la Sexta tanto de palabra en sus noticiarios como por escrito en sus redes lo hacen sabiendo muy bien que no le va a pasar factura entre su parroquia. Que esos límites que dice Alegría que se han traspasado con el tonito clerical aprendido de su jefe son los que ella pisotea una y otra vez. Pilar Alegría y los demás ministros que usaron el bulo y a sabiendas de su falsedad no se desdicen y siguen esparciéndolo, fingen una indignación que están muy lejos de sentir pero que  les beneficia y les permite echar balones fuera y defenderse atacando, aunque sea una mentira.

Fingir, otro verbo de la tercera conjugación. Rodrigo Blázquez, director del informativo de las 20 horas, lo dejó muy claro en el mensaje colgado en su cuenta de X. “Nuestra información sobre la bomba lapa es incorrecta. El capitán de la UCO y su confidente hablan de que “el sanchismo” les va a poner una bomba lapa a ellos y nosotros contamos lo contrario: que ellos fantaseaban con poner la bomba lapa a Sánchez. Lo siento en el alma”. Sentir. También de la tercera conjugación. Lástima que tanto sentimiento no fuera compartido por un gobierno que hace mucho tiempo que se sitúa más allá de cualquier plano moral. Quizás porque es el primer gobierno amoral, que no inmoral, de nuestra Historia reciente. No actúan en contra de los valores fundamentales que rigen nuestra convivencia, sino que directamente se colocan al margen y los ignoran.

Los que te mienten sin quitarte los ojos de encima, los que acaban creyéndose sus propias mentiras, los que confunden convenientemente lo útil con lo real. Saben perfectamente que no ha habido amenaza ninguna de bomba lapa pero les da igual,

Pedro Sánchez, el de la urna detrás de la pared, el de la tesis, el que no podría dormir con un gobierno con Podemos, el que no iba a dar la amnistía a los golpistas, se desenvuelve en la mentira como pez en el agua y maniobra en ese medio como las articulaciones en el líquido, con total facilidad y ninguna resistencia. Por fuerza, solo aguantan a su alrededor los que comparten, otro verbo de la tercera conjugación, esa conveniente característica con él. Los que te mienten sin quitarte los ojos de encima, los que acaban creyéndose sus propias mentiras, los que confunden convenientemente lo útil con lo real. Saben perfectamente que no ha habido amenaza ninguna de bomba lapa pero les da igual, no sienten el menor escrúpulo diciendo en voz alta no solo lo que saben que es mentira, sino lo que todos sabemos, porque ha sido desmentido, que es mentira.

También desconocen el límite de la vergüenza que produce el reproche ajeno, quizás porque se mueven en un ambiente en el que mentir no tiene coste social y sí muchas ventajas. Los que nos ruborizamos ante la mentira no deberíamos dejarnos abatir por la aparente impunidad de los mentirosos que nos gobiernan sino todo lo contrario. Hay que plantarles cara y no dejar que se salgan con la suya. Resistir es también un antiguo verbo de la tercera conjugación. Uno de los definen una de las acciones básicas de la experiencia humana. Es hora de conjugarlo en todos sus tiempos.

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