El presidente Donald Trump compartió estos días en sus redes sociales un gif -es decir, meme con movimiento- que arremetía contra uno de los grandes iconos culturales de su nación. Empezaba con él mismo ejecutando un tremendo golpe de golf, con un swing envidiable, por el que una pelota salía disparada hasta cambiar de escena e impactar en la espalda de Bruce Springsteen en pleno concierto, provocando la caída del veterano rockero. Es el último episodio de un enfrentamiento pop que lleva años caliente, pero que se recrudeció este mes con la publicación de un disco de cuatro canciones, Land of hope and dreams, que contenía otro discurso antitrumpista de The Boss. Llueve sobre mojado.
¿Qué decía esta vez la arenga pronunciada ante sus fans durante un concierto en Manchester? “Mi hogar, el Estados Unidos que amo, el Estados Unidos sobre el que he escrito y que ha sido un faro de esperanza y libertad durante 250 años, está actualmente en manos de una istración corrupta, incompetente y traidora. Esta noche, pedimos a todos los que creen en la democracia y en lo mejor de nuestra experiencia estadounidense que se levanten con nosotros, alcen sus voces contra el autoritarismo y dejen que suene la libertad”, proclamaba. También denunció, en un tono cada vez más melodramático, que el trumpismo “está persiguiendo a las personas por usar su derecho a la libertad de expresión y manifestar su disidencia. Esto está sucediendo ahora. En Estados Unidos, los hombres más ricos se complacen en abandonar a los niños más pobres del mundo a la enfermedad y a la muerte”, lamentó.
Fiel a su tradición y estilo combativo, Trump no se quedó callado. “Veo que el sobrevalorado Bruce Springsteen va a un país extranjero a hablar mal del presidente de Estados Unidos. Nunca me gustó, nunca me gustó su música ni su política de izquierda radical y, lo que es más importante, no es un tipo con talento. Solo un imbécil prepotente y desagradable que apoyó fervientemente al corrupto Joe Biden, un idiota mentalmente incompetente y nuestro PEOR presidente de la historia, que estuvo a punto de destruir nuestro país", comunicó a sus seguidores de la red Truth Social. El escrito del presidente incluye otras observaciones despectivas como que Springsteen es “tonto como una piedra” o que “este rockero reseco (¡tiene la piel atrofiada!) debería MANTENER LA BOCA CERRADA hasta que regrese al país; eso es lo normal. ¡Entonces veremos qué le pasa!”, soltó en tono desafiante.
Desconexión proletaria
Durante la pasada campaña electoral estadounidense, el periodista Javier Torrox realizó la afilada observación: aunque Springsteen sea una especie de artista oficial del Partido Demócrata, los personajes plebeyos de sus mejores álbumes responden más el perfil de los votantes de Donald Trump. Desde el enérgico Born to Run (1975) al deprimente Nebraska (1982), sus historias están plagadas de perdedores de la globalización, víctimas de la codicia de Wall Street y de enérgicos patriotas en las antípodas de los universitarios contraculturales que respaldan de manera masiva al progresismo desde los años sesenta.
Hace tiempo que Springsteen parece alérgico a las lógicas de la calle y cómodo con los enfoques políticos de las élites
El superventas de Nueva Jersey lleva casi dos décadas desconectado de la realidad de las clases bajas de su país. Recordemos aquella giras proObama que ofreció en 2008 en el Cinturón del Óxido, donde proclamaba que “después del desastre de los últimos ocho años, necesitamos a alguien que nos lidere en un proyecto de recuperación estadounidense". El mensaje llegó alto y claro, aunque no en el sentido que la estrelal pretendía: fue justamente esa zona deprimida la que abrió a Donald Trump las puertas de la Casa Blanca. Podemos recordar también cuando Springsteen publicó en 2009 un grandes éxitos que solamente se vendía en supermercados Wal-Mart y su base de fans protestó por haber dado ese privilegio a una cadena conocida por sus bajísimos salarios y prácticas antisindicales. 'The Boss' itió que había sido un error, aunque en realidad es un despiste lógico para alguien que hace décadas vive en una burbuja de privilegio totalmente ajena a los problemas de sus compatriotas de la calle.
Springsteen lleva dos décadas siendo el artista de guardia del Partido Demócrata en cada campaña electoral, mostrando un compromiso mucho más fuerte que cualquier superventas del llamado ‘clan de la zeja’ con el Partido Socialista Obrero Español. Apoyó con toda su fuerza a Barack Obama, a quien le une una gran amistad personal, también contribuyó a las campañas perdedoras de Kamala Harris el pasado verano y a la de John Kerry en 2004. Cualquiera que escuche su álbum Workin on a dream (2009), considerado uno de los peores de su carrera reciente, tendrá serias dificultades para distinguirlo de los anuncios de campaña del Partido Demócrata. “Huérfano de su energía rabiosa, entrega un material que suena bobalicón en su mayoría y dolorosamente falto de sangre”, sentenció Slant Magazine. ¿Cuándo fue la ultima vez que entregó un disco clásico?
KVLT
26/05/2025 11:11
Esto mismo lo comentaba yo hace unos días en Youtube, al calor de la polémica. Esas Wendys, esas Marys preñadas (con lo fácil y lo empoderado que es abortar, eh Bruce?), esos pueblos de bordes oscuros. Nebraska, no Venice Beach. La América de Trump, vaya.
fausto
26/05/2025 11:52
No se me había pasado por la imaginación, a pesar de que me encanta el Boss, y de que hace ya años q me deshice de mis cd's de un -a mi parecer- derechizado Sabina. Eso de estar desconectado de la realidad social y no hacer ya discos de calidad le pasa también a Loquillo, o a Hombres G (salvando todas las distancias que hay entre todos ellos, por supuesto).