Jorge Mario Bergoglio asumió el papel de representante de Cristo en la tierra con la intención de convertirse en el Papa de los pobres. Por eso, en sus doce años de pontificado, recorrió los continentes con una premisa: priorizar en sus visitas los lugares pobres. Aquellos más necesitados del mensaje de esperanza de la Iglesia Católica. En Europa, no quiso pisar ningún país grande antes de recorrer todos los pequeños.
Su primer viaje oficial tuvo lugar en Brasil y en total se desplazó por más de sesenta países. Muchos de ellos, como Mongolia, Sri Lanka o Irak, era la primera vez que recibían al sucesor de San Pedro. No obstante, entre sus giras mundiales, siempre faltó un destino: España. Y no fue por falta de invitaciones.
A pesar de la insistencia del Gobierno y de otras instituciones, y del gran vínculo entre nuestro país con la fe cristiana, Francisco se resistió a venir. Sus dos atencesores sí lo hicieron. Y en varias ocasiones, en el caso de Juan Pablo II, que consagró un idílio inquebrantable con su "amada tierra de María".
El Gobierno de Mariano Rajoy no cejó en su empeño. Con distintos pretextos. Hizo lo propio el rey Felipe VI. Nada más ser coronado, se estrenó en el extranjero junto a la reina Letizia en una visita al Vaticano. Un gesto que tenía, entre otros objetivos, persuadir al sumo pontífice para atender el requerimiento de venir a España. No hubo manera. En 2015, le tendieron la red con el 500 aniversario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Nada.
"Cuando haya paz"
Más adelante, en 2022, con motivo del año Xacobeo, la Xunta de Galicia lanzó las campanas al vuelo con un posible peregrinar del Papa a Santiago en verano. Tampoco. De hecho, fue entonces cuando se especuló con que el motivo era la polarización política. Cabe recordar que, años atrás, en 2019, Francisco alegó que vendría a España "cuando haya paz", lo que desató todo tipo de polémicas y habladurías sobre las verdaderas razones por las que no encontraba hueco en su agenda para aceptar una de las tantas invitaciones.
La única vez que verbalizó una intención clara y real de pisar suelo español fue hace bien poco, en septiembre de 2024. Fue durante una rueda de prensa que ofreció en el avión que le llevaba de regreso a Roma tras recorrer el sudeste asiático y Oceanía, donde manifestó su deseo de acudir al archipiélago: "Pienso un poco en esto: ir a Canarias, porque allí se dan situaciones de inmigrantes que vienen del mar, y me gustaría estar cerca de los gobernantes y del pueblo de Canarias".
Este lunes, en varias cadenas radiofónicas, la embajadora de España en la Santa Sede, Isabel Celáa, ha asegurado que la visita del Papa a Canarias estuvo a punto de caramelo. Tan solo faltaba cuadrar los detalles... pero todo quedó en el aire por la enfermedad respiratoria que ha provocado la muerte del pontífice este lunes 21 de abril, a la edad de 88 años.
Entre los países que se quedan sin una visita de Francisco, está el nuestro. Eso sí, si Maoma no va a la montaña... la montaña va a Maoma, porque resulta inaudito el rosario de gobernantes que han ido en romería al Vaticano. Prácticamente todos los presidentes autonómicos tienen foto con el Papa. También los Reyes, con los que se ha visto en varias ocasiones, tanto los eméritos como los actuales; y los presidentes Rajoy y Sánchez. Este último mantuvo en noviembre un encuentro marcado por la crisis migratoria.
Del Consejo de Ministros destacan las dos visitas de Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda se ha declarado la mayor fan del sumo pontífice. Pero no ha sido la única. El titular de Presidencia, Félix Bolaños, también ha ido a verle.
El viaje de Francisco a España hubiera sido una suerte de reencuentro con una tierra que conoce bien. Porque, antaño, cuando aún era un mero jesuita, pasó una larga estancia en Alcalá de Henares. Corría el 1971. En concreto, estuvo un año junto a 12 compañeros de la Tercera Población en una residencia de la Compañía de Jesús, donde culminó su formación religiosa.
En aquella época, frecuentó el Hospital de Antezana, residencia de San Ignacio de Loyola, donde predicó para mayores y enfermos. Y movido por su gran afición al fútbol también llegó a asomarse al Santiago Bernabéu. Esos fueron los únicos pasos por nuestro país de un humilde sacerdote que, más tarde, convertido en el máximo exponente de la Iglesia, no quiso volver.
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