El próximo 11 de junio, la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música de Madrid acogerá el estreno absoluto de Donde el amor inventa su infinito, una obra del compositor Alejandro Pelayo que rinde homenaje a Mortal y rosa, la obra más personal y dolorosa de Francisco Umbral, en el año previo a su 50.º aniversario. El concierto, comisariado por Maelicum Conciertos, se presenta como una "misa de réquiem", una suite electrónica y contemporánea para piano, violonchelo y voces en torno a la despedida y el duelo, tal y como lo experimentó Umbral en su célebre libro tras la pérdida de su hijo.
“La música apareció de manera torrencial después de la primera lectura del libro que te atraviesa y te destruye, pero a la vez es un caldo de cultivo excelente para sentarse al piano buscando algún tipo de consuelo”, afirma Pelayo. En esta pieza, el lirismo desgarrado del texto se transforma en paisaje sonoro, guiado por la voz íntima y brutal de Umbral.
El proyecto incluye piezas instrumentales y tres canciones originales, compuestas por Pelayo y Guille Galván (guitarrista y letrista de Vetusta Morla), que también se estrenan esa noche. Las voces estarán a cargo de José Antonio García y Laura Porras, en un diálogo musical con el piano de Pelayo, el violonchelo de Josep Trescolí y la producción electrónica de Pablo Pulido. La puesta en escena contará además con diseño de iluminación de Jesús Díaz Cortés y escenografía de Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán, del EstudioDedos.
El título de la obra, Donde el amor inventa su infinito, alude a esa pulsión lírica que atraviesa Mortal y rosa, cuya influencia es explícita tanto en el planteamiento como en la atmósfera. “El libro de Umbral marca el camino y propone un recorrido que la música explora, desde la tristeza, la oscuridad y el dolor hasta un lugar donde encontrar refugio, consuelo o, tal vez, una cierta esperanza”, señalan desde Maelicum.
Alejandro Pelayo, conocido por su trabajo como pianista y productor del grupo Marlango, ha desarrollado en paralelo una sólida carrera como compositor. Formado en Juilliard (Nueva York), ha publicado varios discos de piano y electrónica como La Herida Invisible o Los árboles ya lo sabían, además de colaborar con Leonor Watling en siete álbumes conjuntos. En esta nueva creación, vuelve a sus raíces más personales, abrazando el minimalismo, la emoción contenida y una sensibilidad narrativa.
El homenaje a Umbral no pretende ilustrar su obra, sino traducir su intensidad emocional en un lenguaje sonoro contemporáneo. En palabras del autor de Mortal y rosa: “Sólo encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú (...). Vivo de llorarte en la noche con lágrimas que queman la oscuridad”. Es precisamente esa herida la que Pelayo convierte en partitura. Con esta propuesta, Maelicum Conciertos cierra su temporada 2024/2025, en la que han destacado actuaciones como el debut en España del pianista Sergei Babayan el pasado 21 de mayo, junto con recitales de Andreas Scholl, Daniel Rowland y la Stift Festival Orchestra, la Orquesta Sinfónica RTSV de Eslovenia, la soprano Aubry Ballarò y el pianista Andrius Zlabys, entre otros.
Sólo encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú. Sólo encontré una verdad en la vida y la he perdido. Vivo de llorarte en la noche con lágrimas que queman la oscuridad. Soldadito rubio que mandaba en el mundo, te perdí para siempre. Tus ojos cuajaban el azul del cielo. Tu pelo doraba la calidad del día. Lo que queda después de ti, hijo, es un universo fluctuante, sin consistencia, como dicen que es Júpiter, una vaguedad nauseabunda de veranos e inviernos, una promiscuidad de sol y sexo, de tiempo y muerte, a través de todo lo cual vago solamente porque desconozco el gesto que hay que hacer para morirse
Mortal y rosa
Francisco Umbral