Cultura

Ian Gibson: "Si gana el PP con Vox va a ser horrendo, ¿van a reponer a Franco en el Valle de los Caídos?"

El historiador ha ganado el premio Comillas por sus memorias 'Un carmen en Granada'

  • Ian Gibson

La luna vino a la fragua / con su polisón de nardos./ El niño la mira mira./ El niño la está mirando... Los versos del "Romance de la Luna" cambiaron la vida de un joven irlandés que quedó prendado por las escenas y la musicalidad de la poesía de Federico García Lorca. "No sabía casi español, ni lo que era un nardo, porque en Irlanda no había", confiesa Ian Gibson, al que, según él mismo comenta, Lorca le salvó la vida.

El biógrado de figuras como Lorca, Dalí o Machado publica ahora sus memorias y saca del armario los fantasmas que siempre le han acompañado, una madre amargada, un padre acomplejado, o la represión de la fe metodista que todavía le hace odiar los domingos. Una corriente religiosa dentro del protestantismo "una secta", según Gibson, que le convertía en una minoría dentro de una minoría en el Dublín católico. El historiador quedó fascinado por Lorca y su tragedia y por una España que aunque también era ultracatólica, había "Farias y vino". Gibson atiende a Vozpópuli en el Hotel de las Letras de Madrid para presentar Un Carmen en Granada. Memorias de un hispanista dublinés con las que ha conseguido el XXXV Premio Comillas.

Pregunta. Su libro es una biografía de un biógrafo, ¿se puede ser objetivo escribiendo de uno mismo?

Respuesta. Se puede hacer el intento de decir la verdad. No digo todas las verdades, pero trato de ser honrado y honesto en mi trabajo, sin ocultar mis vergüenzas, mi obsesión con mi madre… Sin ocultar esto. Y consciente de que hasta cierto punto estoy traicionando a mi propia familia al contar estas miserias.

P. Habla de una madre amargada, un padre acomplejado, un contexto de ser minoría protestante en el Dublín católico, la propia represión religiosa. ¿Qué es lo que más le marca de toda esta atmósfera?

R. La iglesia, el templo donde nosotros íbamos era la cosa más lúgubre y deprimente del mundo. Me sigue deprimiendo el domingo. Odio el domingo. El domingo español tiene copas y tiene más luz y tal. Pero el domingo protestante nuestro era terrible. No se puede trabajar según la Biblia, pero los metodistas eran más que la Biblia y tampoco se podía pasarlo bien. Era terrible. Era atroz. Y año tras año, eso ha influido profundamente en mí. Y mi necesidad de escaparme, de liberarme… Era una secta reclusiva. Eran buena gente. No tenían la culpa. Nacieron así. En una minoría, dentro de una minoría. Porque la minoría metrodista era el 0,9% del porcentaje de la población nacional.

P. Tras esta dura adolescencia llega ya más tarde a la España franquista de los años cincuenta, un país ultracatólico.

R. Sí, pero con farias y con vino. (Risas)

P. De esa España de mediados de los cincuenta ¿queda algo en la España actual?

R.  El Franquismo está ahí, los genes son los genes, y los 40 años son los 40 años. Años y años de miedo a decir la verdad. Miedo a revelar, miedo a hablar del abuelo. Todo esto queda allí de alguna manera. La gente que va con 80 años a ver por fin los restos de un familiar, se reconcilian, y por fin se van a morir tranquilos. Porque una de las mentiras grandes de la derecha actual es que dicen que no hay que reabrir heridas, lo dicen una y otra vez: 'De la memoria histórica nada porque eso es reabrir heridas', pero esas heridas no se han cerrado. No se pueden cerrar cuando tú tienes a tu abuelo enterrado con un perro en un barranco o en una fosa común. Por eso yo me enfadé mucho con Pablo Casado cuando dijo que ‘estaba hasta aquí de hablar de la fosa del abuelo’.

P. ¿Cree que Feijóo es más abierto en ese sentido">Creo que el español, en general, es abierto y progre, bastante progre

P. Cuenta que en la década de los noventa sufrió una gran presión política, por ejemplo por parte del diario ABC. Menciona que en algún momento el que era su director Luis María Anson le fue a saludar y usted le rechazó el saludo ¿Le daría la mano ahora?

R. Sí, lo estuve pensando el otro día, porque me gusta mucho la idea de perdonar, porque la verdad es que dijeron vilezas de mí en relación con la serie de la televisión británica que yo presenté.

P. Menciona que en aquella época un hombre le llegó a escupir a la cara. Comparándolo con la situación actual que también se habla mucho de polarización política, ¿cree que estamos mejor o peor que en los 90?

R. Yo quiero creer que estamos mejor, quiero creer que el pueblo, que la gente en general no es como lo que vemos en el Congreso, que hay más comprensión del otro. Creo que el hecho de estar en Europa es fundamental. En contra está el teléfono móvil con las 'fake news' y los jóvenes viendo todo esto todos los días. Pero yo creo que el español, en general, es abierto y progre, bastante progre. Incluso en el PP hay gente moderada, que no les oímos con frecuencia, pero hay gente moderada. Tiene que haber una derecha moderada capaz de dialogar.

En calidad de afiliado, Vozpópuli obtiene ingresos por las compras que cumplen los requisitos. La inclusión de enlaces no influye en ningún caso en la independencia editorial de este periódico: sus redactores seleccionan y analizan los productos libremente, de acuerdo con su criterio y conocimiento especializado.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli