Opinión

La teoría del pinganillo en la Banda de los Cuatro

Hasta un búnker necesita almacenes de víveres. Los aliados convertidos desde hace tiempo en cómplices

  • Isabel Díaz Ayuso durante la Conferencia de Presidentes -

Todo el que se vea obligado a ponerse un pinganillo debe asumir su condición de inferioridad. Es una certeza constatable en las más altas reuniones de es del poder desde las Naciones Unidas o la OTAN hasta alcanzar los niveles un poco chumaceros de regionales, tribales o asociaciones varias sin ánimo de lucro, en las que siempre se lucra alguien. Frente a los que creen que distribuir pinganillos facilita la fraternidad y la comprensión entre iguales me atrevo a decir que son de una candidez o de un cinismo inconmensurables.

Por eso hay que pensárselo muy bien antes de tomar decisiones abruptas frente a ese ículo aparentemente anodino, porque no es tal y envuelve una trampa en la que si entras te enfangas. La “Banda de los Cuatro”, reminiscencia del maoísmo en China, años 70, ha quedado atrapada en su variante española: el Puto Amo, el ayudante, un mediador avalado y el apañador de repartos. De prohombres del poder a organización criminal, o lo que es lo mismo “de legisladores impunes” a carne de tribunales.

En la trampa del pinganillo está el secreto. Alguno, incluso yo mismo, esperábamos una desvergonzada descripción de la reunión de Presidentes Autonómicos en Barcelona. Cada uno podía intervenir un máximo de 10 minutos, salvo el Amo y Organizador que dispone del tiempo que le pete; incluso osó interrumpir y cerrar, sin reacción alguna de sus pares, la intervención de García Page (un traidor) que se pasaba del minutaje. Estamos tan encerrados con nuestros propios juguetes que itimos darle más importancia al desaire político de Díaz Ayuso ante el lehendakari Pradales y el president Illa, que adentrarnos en la Teoría General del Pinganillo que se desveló ante la avasalladora interrupción a García Page. Cada vez es más importante lo que se silencia que lo exclamado; a menos que alguien se tome la licencia mafiosa de grabar a los cómplices.

Todo el que se vea obligado a ponerse un pinganillo debe asumir su condición de inferioridad

¿Por qué se impone el pinganillo? Porque se ha convertido en una razón de Estado gracias a las necesidades del Amo para mantenerse en el Gobierno. Había que hacerles saber a sus adversarios, ya convertidos en enemigos a humillar, que las exigencias del nacionalismo vasco y más aún las de su homólogo catalán, son consustanciales no sólo con el apoyo al Presidente sino la única posibilidad de resistencia. La asociación de cómplices ha sido consustancial al funcionamiento de la Banda de los Cuatro. ¿Qué sería Navarra sin Santos Cerdán? ¿Y la Cataluña de Puigdemont? ¿Y el PNV sin Ábalos?

El primer paso en esa senda inquietante ha sido la Amnistía, o para ser más precisos las Amnistías; primero de los implicados en el fallido golpe del 1 de Octubre en Cataluña (sumar a Esquerra), luego la perplejante ampliación a Bildu, inmediatamente incluir hasta las terceras filas de Junts, de camino amnistiar los ERE de Andalucía… En las horas que iban de votar a conocer el resultado de las urnas se inició la tarea de cambiarlo todo para que todo siguiera igual. 

Había llegado el momento de los pinganillos. No es faltarle el respeto a Conde Pumpido, que para mí no merece ninguno, el adscribirle a la categoría de pinganillo. Si quien da nombre a las cosas, el Puto Amo, considera el pinganillo un instrumento capital para el ejercicio del poder, no tendría por qué extrañarse. La tarea de ir imponiendo pinganillos en la judicatura es una tarea que debe realizarse con la mayor prontitud; el tiempo le devora, el ministro Bolaños no da abasto. Ya están enredados la mujer, el inefable suegro de las saunas de Estado -he notado una sutil campaña mediática de los dueños de saunas para reivindicar un oficio tan saludable-, el hermano, el íntimo amigo Ábalos, su conductor favorito Koldo. El encargado de ahormar el partido, Santos Cerdán, acaba de iniciar su caída; será larga. Demasiados pinganillos para un solo relato ahora que el fiscal general, García Ortiz -reconocida voz de su amo por ambas partes- está en el arcén por exceso de celo.

Hasta un búnker necesita almacenes de víveres. Los aliados convertidos desde hace tiempo en cómplices. Cuanto más los necesite, y en este momento son su única carta, más podrán exigirle. Resistirá, no albergo duda alguna; es la marca de la casa y no tiene otra de reemplazo. Cataluña y la introducción de variantes en la Constitución hay que considerarlos como el horizonte estratégico que le permita llegar a 2027. Para entonces tendrá un partido convertido en casa de apuestas; el que no ponga su óbolo hasta la rifa final se atendrá a las consecuencias. Ya se lo han advertido a Eduardo Madina; ni el pasado existe, ni la biografía cuenta, “o adictos o resentidos”, lo dijo Oscar Puente, el aspirante a mohicano de la tribu. Es significativo que el premio a la Honestidad Socialista “Ramón Rubial” se lo hayan concedido este año a Gonzalo Miró, un tipo sin otra profesión conocida que la jeta.

Si quien da nombre a las cosas, el Puto Amo, considera el pinganillo un instrumento capital para el ejercicio del poder, no tendría por qué extrañarse

Difícil seguir enredando con ese trampantojo de los “indicios” y las “pruebas” tras la exhibición de la Banda de los Cuatro. Como en la vieja canción debemos escuchar el silencio, que cada día resulta más ominoso. La larga marcha llena de complicidades del PSC de Salvador Illa para convertirse en la sombrilla del catalanismo más distópico; el que cubrirá a la Banda. El “Pacto Nacional por la Lengua” acaba de asignarse con 256 millones (24 más que el año anterior), con especial atención por enseñar sólo catalán a “los presos (emigración conflictiva), el personal sanitario llegado del extranjero (hispanoamericano) y los educadores de los centros de menores (jóvenes africanos)”. 

Hablando en plata una operación continuada de ingeniería social, barnizada de lingüística “degenerativa” y victimismo, para cambiar la realidad. La mayoría de la población catalana es bilingüe. Si logran interrumpir esa evidencia conseguirán la vieja ambición pujoliana, ahora asumida por las variadas y subvencionadas izquierdas identitarias: alcanzar “una Cataluña catalana” con una población sumisa; de otra manera no entrará en la clase hegemónica. De la ocultación de una realidad a tratar de cambiarla; para eso basta el consenso entre los sectores del Poder. Ahí entra el Estado desvanecido, muy interesado en los pinganillos, una argucia.

En un libro recién aparecido en castellano “El fracaso de la República de Weimar” (Volker Ullrich) recoge una sentencia del jurista y político Hugo Preuss. “Ni siquiera la mejor Constitución sirve para algo si es llevada a la práctica por sus ejecutantes de manera falsa o chapucera”. Una obviedad en un texto luminoso que se abre con una frase impensable hace años. “Las democracias son frágiles”.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli