Opinión

Il y a toujours la manière

Preocupan las maneras que ha empleado Pedro Sánchez para relevar a José María Álvarez-Pallete

  • Pedro Sánchez y José María Álvarez-Pallete

Recordaba un buen amigo periodista a la altura de junio del 2000 a Joseph Conrad quien en Crónica Personal (Alba Editorial, Barcelona 1998) escribía que la auténtica sabiduría es desear lo que desean los dioses, tal vez sin tener certidumbre de cuál pueda ser su voluntad, sin saber siquiera si tienen voluntad propia. Y añadía que en esta cuestión vertebral para la vida y el arte no es tanto el por qué lo que importa, de cara a nuestra felicidad, cuanto el cómo. Dado que venimos adiestrados por Charles Maurice Talleyrand de que il y a toujours la manière. Qué gran verdad. Sí, siempre hay la manera. La manera de la risa, de las lágrimas, de la ironía, de la indignación y del entusiasmo, del juicio e incluso del amor; la manera en que, al igual que los rasgos y el carácter de un rostro humano, la verdad interior se ofrezca como un presagio para quienes saben cómo mirar a sus semejantes. Cuestión distinta es que gentes con maneras no abunden en la Prensa.

De quienes habitan en el planeta de la política se pensaba que podíamos esperar que guardaran las formas. Pero era un craso error. Más aún cuando se quieren acreditar como aproximaciones al pueblo, a la gente, lo que bien analizado son, por el contrario, gestos de distancia sólo al alcance e la casta. En esa línea comentaba un cronista parlamentario que el gesto tan encomiado de la diputada Carolina Bescansa de dar de mamar a su bebé sentada en el escaño del salón de sesiones, en vez de acercarla, la alejaba del pueblo. El colega explicaba cómo al bajar de la Tribuna de Prensa preguntó a una ujier que llevaba veinte años en el Congreso y tenía tres hijos si alguna vez había dado de mamarles cuando eran bebés en el mostrador donde estaba sentada. Nunca, respondió la funcionaria porque abajo hay un sitio junto a la guardería para hacerlo. O sea, que lo de dar de mamar a los bebés a la vista del público sólo está al alcance de sus señorías, es decir de las que forman parte de la casta, pero queda vedada a quienes figuran sin más entre la gente.

La corbata de Sebastián

Esta apelación a guardar las formas, por ejemplo en lo relativo al código de vestimenta, la hizo en una ocasión José Bono, siendo presidente del Congreso, cuando el ministro Miguel Sebastián se descorbató alegando los grados que marcaba el termómetro. Entonces Bono argumentó con el respeto debido a los ujieres para pedirle al ministro que volviera a anudarse la corbata. Aquí sucedía también que el ministro sin corbata tampoco se aproximaba al pueblo porque el pueblo que para el caso son los ujieres no pueden desnudarse el lazo qiue llevan al cuello, ni pueden ir en pantalón corto ni con chancletas. Pero las formas a guardar van más allá del torpe aliño indumentario del poeta. Y por eso preocupan las maneras que ha empleado Pedro Sánchez para relevar a José María Álvarez Pallete de la presidencia de Telefónica convocándole a deshora en Moncloa de donde salió destituido y relevado por quien ocupaba la presidencia de Indra. Si coincidiéramos con Talleyrand en que il y a toujours la manière tendríamos que reconocer que en esta ocasión han faltado de modo clamoroso. Tal vez haya sido como subrayó Voltaire, cuando el fusilamiento del almirante inglés derrotado en aguas de Baleares, pour encourager les autres. Veremos.

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