Opinión

Esto no acabará bien, pero recordad quién lo empezó

Que no se nos olvide jamás quién empezó llamando “máquina del fango” o, incluso, “saco de basura” a los periodistas que no le gustan

Hace dos meses se impulsó una reforma por parte de: PSOE, Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, Podemos, BNG y Coalición Canaria. Los principales grupos de la investidura rubricaron una proposición de ley con el objetivo de reformar el artículo 98 del reglamento, para establecer sanciones a aquellas personas acreditadas como periodistas que las incumplan. El régimen sancionador distingue entre infracciones leves, graves y muy graves que pueden conllevar incluso a la retirada definitiva de la credencial.

Ahora se ha aprobado esta reforma. Lo que no te indican los medios que hablan de ella con titulares del tipo: “El Congreso da el primer paso para sancionar a los agitadores de extrema derecha en la cámara”, es que se ha aprobado con 177 votos a favor y 170 en contra.

Establecer unas reglas de convivencia y profesionalidad me parece muy oportuno. También la sanción que proponen al periodista que no respete los turnos de preguntas. Aunque, si los turnos de preguntas sirven para dejar preguntar solamente y siempre a los mismos, para negar la palabra a aquellos medios que incomodan al político, en lugar de establecer que todos los periodistas acreditados tengan su turno para preguntar, entonces lo que me parece es que es una manera muy descarada de censurar a la prensa.

Sería muy interesante también que se sancionaran a aquellos políticos que se niegan a contestar cualquier pregunta que se les formule en una rueda de prensa de la cámara. Su obligación es dar respuesta y explicaciones a los ciudadanos.

Quizá nadie se ha preguntado por qué un periodista acreditado para preguntar se salta el turno de preguntas. ¿Han visto ustedes alguna vez conceder la palabra a algún periodista que no sea de un medio afín a la izquierda, en las ruedas de prensa de la propia izquierda? Yo jamás, pero igual es que me tienen que graduar mejor las gafas, para ver el mundo con la mirada de nuestro Adonis presidencial.

Puestos a sancionar, sería muy interesante también que se sancionaran a aquellos políticos que se niegan a contestar cualquier pregunta que se les formule en una rueda de prensa de la cámara. Su obligación es dar respuesta y explicaciones a los ciudadanos. Y es precisamente a través de la prensa como se les formulan las inquietudes del pueblo y se les da la oportunidad de responder a ellas. Que no se nos olvide, aunque parece que a los políticos sí que se les ha olvidado: les pagamos entre todos, trabajan por y para nosotros y es su obligación darnos explicaciones de todo lo que esté relacionado con su labor.

De esta manera, el “no participamos de burbujas mediáticas de la ultraderecha” del señor Rufian sería motivo de sanción, que a mí no me importaría que consistiera en grabar la frase en el palo de una escoba e introducírselo por el recto, a todo aquel que se escudara en majaderías similares para no contestar, aunque estoy abierta a considerar otro tipo de sanciones. Lo que no estoy abierta a considerar es que cualquier político se crea estar en posición de catalogar e invalidar las ideas de un medio o un periodista como le venga en gana y responder o no según le convenga.

De ahí a considerarlo una agresión, cuando lo que está haciendo es rechazar los ridículos intentos de empujarle, con un brazo doblado y sujetando el micrófono… Más que una agresión lo que tiene es guasa

Parecía muy chistosa la “competición de lanzamiento de micrófonos”. Era muy jocoso ridiculizar al representante de un medio de comunicación, hasta que viene otro más grande, más fuerte y con más mala leche y te dice: “empújame a mí, quítame el micrófono a mí, tío mierda”. Entonces ya no hace tanta gracia a los que tanto se reían. Entonces hay que poner el grito en el cielo y el que antes lanzaba micrófonos al aire y empujaba, ahora se queja y dice que va a denunciar una agresión en la policía. Yo entiendo que para un peso pluma que tiene más boca que brazo sea muy intimidante que alguien le diga “empújame a mí y no a un chaval de 24 años, a ver si eres tan valiente conmigo”. Pero de ahí a considerarlo una agresión, cuando lo que está haciendo es rechazar los ridículos intentos de empujarle, con un brazo doblado y sujetando el micrófono… Más que una agresión lo que tiene es guasa.

Y que conste que yo a estas actuaciones no las puedo llamar periodismo. Y aunque ciertos personajes estén acreditados como periodistas, no me cabe duda de que no ejercen su labor con profesionalidad. Desde mi criterio, y al igual que podría tener mi opinión sobre si un fontanero es malo o bueno, aunque es cierto que tengo más conocimientos de periodismo que de fontanería, estos señores son malos periodistas y flaco favor le están haciendo a la profesión.

Quién crea asociaciones que, cobrando subvenciones estatales, utilizan el dinero de todos para denunciar a este o a aquél por delito de odio, mientras son ellos los que promueven el odio

Ahora bien, ¿son necesarias este tipo de actuaciones? Pues ahí ya no sé qué contestar, porque tengo razones y sentimientos enfrentados.

Esto no va a acabar bien. Para nadie. Pero que no se nos olvide jamás quién empezó llamando “máquina del fango” o, incluso, “saco de basura” a los periodistas que no le gustan, a hacer de menos a los medios que le incomodan. Quién comenzó con las agresiones también físicas hacia los que portan un micrófono que no tiene la marca correcta en el capuchón. Quién se dedica a insultar sistemáticamente a los que no les votan, llamándoles fascistas e incluso “nazis”. Quién crea asociaciones que, cobrando subvenciones estatales, utilizan el dinero de todos para denunciar a este o a aquél por delito de odio, mientras son ellos los que promueven el odio y, con sus acciones, acrecientan la inquina entre la ciudadanía.

Que no se nos olvide cuando empiecen a llorar y a victimizarse, porque tenemos una izquierda experta en tirar la piedra y esconder la mano. El problema es que a los zurdos no se les da tan bien recibir las pedradas que ellos mismos lanzan. Hay algo que cuanto antes se aprenda en la vida, mucho mejor: si te gusta dar, tienes que saber recibir y encajar. Y si no, no tientes la suerte, que no dura para siempre.

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