Historia

El curioso y pestilente origen del entierro de la sardina, un festejo nacido en Madrid

El carnaval proviene del desquite del pueblo antes de la Cuaresma

  • Imagen de archivo de la celebración del entierro de la sardina. -

El origen del carnaval, o baile con máscaras para ocultar la identidad y así mostrarse más desinividado y libre, se remonta a la antigüedad. Los sumerios, los egipcios, los griegos y los romanos tenían fiestas con máscaras en las que tomando una personalidad diferente a la suya, se mostraban “alegres” o más sueltos para desatar sus pasiones o frenos. Esta celebración es todo un arte que cada civilización lo organizaba a su manera. Pero el carnaval, tal y como lo conocemos hoy, viene del desquite del pueblo antes de la Cuaresma, destaca en España en Cádiz y Tenerife, o Brasil. 

Esta fiesta se entremezcla con el entierro de la sardina, que nace del regalo que hizo Carlos III al pueblo de Madrid con motivo del comienzo de la Cuaresma. Tuvo a bien hacer un pedido de sardinas para regalar al pueblo español, Fue pescado y no carne ya que la abstinencia es una penitencia habitual de este tiempo. Al llegar a la capital el cargamento se encontraba en un estado pestilente de putrefacción. Lo que hizo que se enterrara en la ribera del Manzanares, provocando un olor nauseabundo en la villa y naciera la tradición de hacer una fiesta para terminar el carnaval, el Miércoles de Ceniza, con un baile y quema de una chirigota en forma de sardina.

Una niña recibiendo la imposición de la ceniza

Una niña recibiendo la imposición de la ceniza

Miércoles de ceniza

La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza, 40 días antes de la primera luna llena de primavera. En este tiempo se recuerda que venimos del polvo y en polvo nos convertiremos. Es un período de preparación para la pasión, muerte y resurrección de Cristo, celebrado cada año por los católicos. También es un tiempo de conversión, oración y penitencia.

La conversión implica acercarse a Dios, principalmente a través de los sacramentos, que permiten alcanzar su gracia y ayuda. Los más frecuentes son la Eucaristía y la Confesión. Junto a los sacramentos está la oración, un espacio para hablar con Dios; ambos son caminos paralelos habituales en este período.

La penitencia consiste en realizar actos de sacrificio por amor a Dios, como el ayuno (ya sea de comida, de lo digital o de cualquier hábito difícil de abandonar), la abstinencia o retos personales con un significado espiritual. Además, la penitencia se complementa con la caridad hacia los más cercanos y la limosna, como acto de generosidad.

Este año, celebramos la Cuaresma con el romano pontífice hospitalizado, pero también en el marco de un Año Jubilar, que tiene lugar cada 25 años y, en esta ocasión, lleva el matiz especial de la Esperanza.


 

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