Ni el acuerdo con ERC, que Oriol Junqueras anunció el pasado lunes, ni la aprobación a la búlgara en el órgano consultivo del Consejo de Política Fiscal y Financiera (FF), con el apoyo únicamente del Gobierno y tres autonomías socialistas de las diecisiete con voz y voto. Pues ahora, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, necesita convencer a sus propios socios, a Sumar y a Junts, para que no tumben la medida en la tramitación parlamentaria.
Ahora, tras pasar el primer filtro del FF, únicamente con los votos favorables del Gobierno y las autonomías gobernadas por el PSOE, la reforma del sistema debe ser mediante una ley orgánica que tiene que ser aprobada en el Congreso. Una vez que se apruebe el proyecto de ley en las Cortes, lo que en todo caso no será hasta finales de año en los cálculos más optimistas, se planteará a cada comunidad para que firme un convenio si quiere adherirse.
Los equilibrios de Sumar
Aunque Sumar, inicialmente, ha mostrado su respaldo a la condonación de la deuda a las comunidades planteada por el Ministerio de Hacienda, desde la formación fundada por Yolanda Díaz recuerdan que es un primer paso y que debe avanzarse en otras medidas adicionales para atender la problemática específica que tienen algunas regiones como la Comunidad Valenciana, en especial cuando ha sido golpeada por la dana. Compromís, uno de los partidos que conforman el grupo plurinacional de Sumar, rechaza apoyar la quita de la deuda si Montero no se sienta a negociar con ellos.
Además de Compromís, en el grupo que capitanea en el Congreso la gallega Verónica Martínez, también la Chunta Aragonesista, con un diputado, y Més per Mallorca, con otro, han manifestado bien su rechazo o bien sus reticencias a la propuesta de Montero. La principal reivindicación de los socios del PSOE, en esta negociación que exigirán reabrir a la ministra de Hacienda, es que se tenga en cuenta la infrafinanciación que sufren comunidades como la valenciana o la aragonesa.
En el entorno de Montero quitan hierro a las críticas en público y en privado de Compromís, y defienden que su plan "da más impulso" a las comunidades infrafinanciadas como la Comunidad Valenciana. Al respecto, explican que el parámetro de tener en cuenta la infrafinanciación de las comunidades ya está "incorporado": "Lo que ocurre es que las deudas de partida de las comunidades autónomas no son homogéneas", aseveran a modo de explicación, ya que "hay comunidades autónomas que tienen un gran nivel de endeudamiento y por mucho que la cantidad sea importante, el porcentaje sobre el total disminuye".
Junts, sí pero no
En Junts, tras conocer el acuerdo entre el Gobierno y ERC, manifestaron públicamente su rechazo al "café para todos" con este plan para condonar deuda. Los de Carles Puigdemont siguen con "aspiraciones de máximos", según Hacienda, que son "imposibles de satisfacer". En el entorno de la ministra confían en doblegar a Junts ya que "cuando se ponen encima de la mesa propuestas que van avanzando, no tendría ningún sentido que ningún partido político dijera que no".
En el partido liderado por Puigdemont, como en todas las cuestiones de calado, hay diversidad de opiniones. Del rechazo inicial que compartían todos, en las últimas horas, algunos como el propio expresidente catalán están haciendo pedagogía entre los suyos con el argumento de que "es mejor esto que nada". Otros, sin embargo, iten que aceptarlo tal cual está "sería reconocer una victoria de ERC" ya que "está muy lejos de lo que pedíamos nosotros".
La propia Montero, en las últimas horas, ha afirmado que "estoy convencida de que esta propuesta va en línea también con lo que probablemente ERC y Junts tenían en el horizonte porque es muy importante la autonomía financiera de las comunidades autónomas, es muy importante que salgan al mercado y sobre todo aquellos que tienen mayor vocación de autogobierno y mayor vocación del ejercicio de sus propias competencias".
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