Tras ser halagado por el presidente Xi Jinping con “amor panda” y con el propósito de conducir la cooperación China-España hasta las “ciudades inteligentes”, Pedro Sánchez culminó su visita al gigante asiático presumiendo de unos acuerdos comerciales que no existen al desfigurar la realidad de lo allí firmado sobre porcino, cerezas o cosméticos. Antes de regresar a Madrid, satisfecho de su protagonismo junto al enigmático presidente chino y por las deferencias recibidas de éste, hizo un balance con `cuentos chinos´ semejantes a los que el Gobierno de Pekín ha plasmado en el llamado `Plan de Acción (2025-2028) para fortalecer la Asociación Estratégica Integral entre la República Popular China y el Reino de España´.
Han contado los cronistas más próximos al presidente del Gobierno que éste se sintió muy bien tratado por un Jinping que le invitó a comer en vajilla de la dinastía Quing y valoró el riesgo de Sánchez a los ojos de EE.UU. con esa visita. Del encuentro de los presidentes chino y español junto a sus delegaciones, en el que Jinping también mostró `amor olímpico´ además del panda, la cadena oficial CCTV ofreció 4 minutos de discurso del anfitrión y 1 minuto de palabras del invitado. El primero, tras insistir en “la tradición amistosa de conocernos y amarnos mutuamente” y desear que la cooperación entre ambos países alcance áreas como “nuevas energías, fabricación de alta tecnología y ciudades inteligentes”, dedicó la mayor parte de su intervención a la Unión Europea.
Las abundantes alusiones a la UE en comparación con las escasas a la nación española quizás expliquen que de dicho encuentro oficial la Moncloa haya dado una referencia de 12 líneas frente a las 53 que le ha dedicado el Ministerio de Asuntos Exteriores de Pekín. Las valoraciones del presidente Sánchez sobre su tercera visita a esa potencia mundial se han centrado en celebrar las crecientes inversiones de firmas chinas en nuestro país, sin entrar en el más que notable déficit comercial que soportamos. En el afán por exhibir los éxitos del viaje, la versión oficial de la Moncloa resalta que “varios acuerdos comerciales mejoran el al mercado chino del porcino, cerezas y cosméticos”, refiriéndose incluso a “siete acuerdos”.
Aseguró el presidente del Gobierno que los mal llamados acuerdos comerciales estaban contemplados en los 32 puntos del extenso Plan de Acción 2025-2028 sobre la asociación España-China, aunque la realidad es que ese documento no contempla ningún acuerdo comercial propiamente dicho, tal como se entiende en el comercio internacional con fijación de plazos, costes, cantidades, controles, penalizaciones, etcétera. Lo más parecido a esa figura jurídico-comercial alcanzado en la visita presidencial han sido dos protocolos firmados por el ministro español de Agricultura y la ministra china de Aduanas sobre los requisitos necesarios para ampliar la lista de productos de cerdo exportados por España y sobre las condiciones de cultivo, procesado, empaquetado y transporte que habrá de cumplir la exportación de cerezas. En ambos casos se requiere que nuestros exportadores se aseguren de cumplir las exigencias del importador antes de firmar un acuerdo comercial que, además, ha de estar integrado en la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea.
Cuando el presidente del Gobierno dijo en rueda de prensa “me satisface especialmente que hayamos firmado un acuerdo en el ámbito de los productos sanitarios de medicamentos y también cosméticos”, tampoco se correspondía con lo recogido en el documento conjunto Plan de Acción 2025-2028. Éste se limita a reconocer la importancia del “intercambio de información en materia de comercio de medicamentos, productos sanitarios y cosméticos” y dar “la bienvenida” a un "memorándum de cooperación para ofrecer un canal de comunicación estable”. Es decir, más declaración de intenciones que acuerdos concretos.
En los treinta puntos restantes del comunicado conjunto sobre el citado Plan lo más definido que figura es una carta de intenciones sobre colaboración tecnológica y cuatro Memorandos de Entendimiento sobre innovación científica, sobre altas energías, para un mecanismo de “consulta periódica” entre los ministerios de Educación de ambos países y un último de cooperación cinematográfica.
Si por parte española el presidente Sánchez ha `vendido´ unas ficticias conquistas comerciales compensadoras de la amenaza de los aranceles estadounidenses, el gobierno de Xi Jinping también ha incurrido en brindis al sol identificándose con los compromisos que mejor suenan en Occidente. Así, resulta paradójico que un estado que lleva dos décadas como principal emisor global de gases de efecto invernadero, con un 32,9% del total en 2022, rubrique en su Plan de Acción con España su contribución al “desarrollo sostenible a nivel global” y su compromiso con “la plena implementación de la Agenda 2030”.
De igual modo llama la atención que ese estado señalado permanentemente por una legislación de seguridad nacional que permite la persecución y condenas de activistas políticos y que además mantiene y aplica la pena de muerte, también haga suya, junto al estado español, “la promoción y protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales”. Mostrando, a la vez, la importancia de los “intercambios entre China y la Unión Europea en materia de derechos humanos”.
Todas esas manifestaciones han sido del agrado de Pedro Sánchez aunque no se traduzcan en la realidad, pero llama la atención que el extenso documento que describe la asociación estratégica e integral de la República Popular China y el Reino de España no haga una sola mención a uno de los asuntos en los que más insiste el presidente español dentro y fuera de nuestras fronteras, como es la igualdad de género y la respetuosa atención a la diversidad. Con casi un 45% de población laboral femenina y una brecha de género del 72,7%, éste no es un tema tabú en el país de Jinping aunque tampoco se trata abiertamente. De ahí que el Ministerio de Economía español, a través del ICEX, aun reconociendo que el género no es un hándicap para los negocios, recomiende que la mujer “se muestre siempre segura y firme en el ámbito profesional”.
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