Entrevista

Cultura

Lauren Izquierdo: “Me indigna que digan que la romántica es un género menor”

Entre algoritmos, ghostings y relaciones inconclusas, la autora explora cómo seguimos buscando amor real en una generación que ya no se mira a los ojos

  • La escritora y periodista Lauren Izquierdo -

En una época en la que las relaciones sentimentales se diluyen con la misma velocidad con la que se deslizan historias en una pantalla, el amor se ha vuelto un terreno inestable. Zygmunt Bauman lo definió como “amor líquido”: vínculos frágiles, desechables, condicionados por el miedo al compromiso y el exceso de opciones.  Amamos rápido, soltamos antes y, muchas veces, no llegamos siquiera a empezar. En este clima emocional nace una figura que define a una generación: los casi algo.

Los casi algo son esos vínculos que no llegan a ser una relación formal, pero que marcan más que muchas historias largas. Son los que se quedan sin nombre, sin etiquetas, sin final claro, pero con una carga emocional enorme. Esta experiencia, tan común como silenciada. ocupa el centro emocional de la nueva novela de Lauren Izquierdo ‘Madrid tiene los ojos verdes’ (Suma de Letras), una novela que retrata con lucidez, humor y ternura los vínculos contemporáneos atravesados por la incertidumbre, la memoria y la necesidad de cerrar heridas.

En esta entrevista, su autora reflexiona sobre el amor y la identidad en tiempos de hiperconexión, el papel de la literatura romántica como refugio emocional y la forma en la que escribimos, y reescribimos, lo que no pudo ser. Un viaje íntimo por las tendencias afectivas  modernas, con Madrid como telón de fondo y la nostalgia como motor narrativo.

P. ¿Qué le inspiró y le llevó a escribir ‘Madrid tiene los ojos verdes’?

R. Realmente, empecé a escribir esta novela porque a mí me gusta unir siempre dos inputs, podríamos decir, que son fundamentales en cualquiera de mis novelas. Por un lado, la actualidad. Creo que vivimos en la era de la viralidad, de TikTok, y Madrid es un escenario perfecto para una historia que se desarrolla en este contexto. Las referencias culturales, que quien haya leído otros libros míos lo sabe, son como iconos con los que enriquezco el lenguaje. Si nosotros hablamos con el "perdona" de Belén Esteban, ¿por qué no iba a meterlo en mis novelas? Por otro lado, me gusta casi siempre meter algo que sea como un clásico, que haga que la gente se sienta más identificada. En este caso, son los casi algos y una historia de lo que pudo ser y no fue.

Y luego, también como elemento actual, creo que el personaje de Germán es llamativo. Parafraseando a Sastre: “la literatura es un reflejo de lo que vivimos”. Y ahora mismo, con 52 guerras activas y muchos desastres naturales, desde la DANA hasta el apagón que vivimos el otro día, creo que la Guardia Civil, la Policía y los militares, vuelven a formar parte de nuestra actualidad.

Además, me hacía mucha gracia que nuestras madres tenían a Richard Gere en ‘Oficial y caballero’, nuestras hermanas mayores a Channing Tatum en ‘Querido John’, y nosotros necesitábamos un militar. La generación Z necesitaba un militar, y ese es Germán Castillo.

P. Si tuviera que definir esta novela en tres palabras, ¿cuáles serían?

R. Creo que es: actual, divertida y acogedora.

P. En esta novela habla de los casi algo, un concepto muy generacional. ¿Por qué cree que nos marcan tanto esas relaciones inacabadas?

R. Una de las cosas que quería dejar claro es que un casi algo, como tú bien has dicho, es un elemento muy actual. Por ejemplo, en uno de los capítulos se menciona: tú puedes enamorarte del quarterback y decir “esto es un cliché de comedia romántica”, pero todo el mundo ha tenido un casi algo, o lo tiene, o conoce a alguien que lo ha tenido. Entonces, quería dejar claro que tener un casi algo no es una bendición, es una puta mierda.

Así que dije: oye, ¿por qué no? ¿Por qué no contar la otra versión, en la que estas historias duelen mucho porque nunca entiendes qué ha pasado? Si todo se deriva a un mismo océano, ¿por qué acabas en otro continente distinto? Indagar ahí me ha parecido muy duro, pero también muy necesario y, a la vez, divertido.

Ahora parece que buscamos placeres descafeinados y nos estamos perdiendo la realidad de las experiencias completas” 

(Lauren Izquierdo, periodista y escritora)

P. ¿Qué mensaje espera que cale más hondo en quienes lean esta historia?

R. Sinceramente, creo que mi mensaje es que se puede llegar tarde. Yo empecé la novela queriendo escribir una historia sobre llegar tarde, y la vida, y mis propios personajes, me llevaron a darme cuenta de que se puede llegar a tiempo. Vivimos en una generación que está detrás de las pantallas, que viraliza momentos de nuestra vida que nos pueden hacer daño. Hay una realidad paralela que experimentamos a través de las redes sociales. Algo le pasa a nuestra generación.

Creo que hemos perdido todo lo interesante de los principios. Hemos perdido el interés, la ilusión, las ganas de conocer a alguien. Tengo la sensación de que la gente ya no tontea como antes, no se mira a los ojos, no se es valiente. Me da muchísima pena, porque te hacen ghosting, te hacen gaslight. La gente se ha vuelto emocionalmente irresponsable. Me gusta mucho un término que refleja esta idea: ahora parece que buscamos placeres descafeinados y nos estamos perdiendo la realidad de las experiencias completas. Eso no quiere decir que sean fáciles, de hecho, son las más difíciles, pero al final ‘Madrid tiene los ojos verdes’ es una historia que refleja nuestra sociedad: una realidad entre algoritmos, sentimientos encontrados y conversaciones pendientes.

Mi mensaje en todos los libros es el mismo: que el amor se vea en todas sus vertientes, y no reducirlo solo al sexo, sino recordar lo importante que es el amor a tu ciudad, a tus recuerdos, a ti misma, a tu familia, y a los amigos que se convierten en tu familia y cuidan de ti cuando la tuya no está.

P. ¿Qué le inspiró para contar un reencuentro tan potente como el de Rocío y Germán? ¿Le interesaba más la nostalgia, la segunda oportunidad o la necesidad de cerrar un capítulo? 

R. Creo que una de las cosas que quería dejar claras, desde la perspectiva de ambos personajes, es que da igual el número de oportunidades que tú des, si crees que es el momento de darlas. La vida, al final, es un montón de sucesos que se concatenan. Casi nunca te enamoras de una persona al mismo tiempo que ella de ti. Rocío y Germán llevaban toda la vida intentando unir sus caminos y, de repente, llega un momento perfecto, aunque sea, cuanto menos, llamativo, imprevisto, desafortunado.

Hay un momento en el que él le dice a ella: “Necesitas recomponerte, pero yo lo único que quiero es acompañarte”. Creo que, al final, como decían nuestras abuelas, y ahora se apropia un poco Aitana: “Si es para ti, ni aunque te quites; y si no, ni aunque te pongas”.

P. En la novela también tiene mucha fuerza la presión de la editorial y la página en blanco reflejan un bloqueo creativo brutal. ¿Se ha sentido alguna vez así en su carrera como escritora?

R. Fíjate que esto creo que es lo más ficción que he escrito en mi vida. Ojalá sea así siempre. Tengo capacidad para montarme unas películas yo sola… pero, de momento, la hoja en blanco no la he tenido. Aun así, me parecía una buena forma de añadir dramatismo y presión a la novela.

Este síndrome de la hoja en blanco existe, pero creo que se debe a que muchas veces los escritores, hablo por mí, aunque sé que también les pasa a otros compañeros, nos sentimos muy presionados. No tanto por la editorial, sino por nosotros mismos. El público siempre espera: la editorial, tu representante, tus amigos, tu familia, tú misma… siempre quieres escribir la mejor novela posible. Y a veces, cuando no estás viviendo tu mejor momento, esa presión no ayuda.

Da igual el número de oportunidades que tú des si crees que es el momento de darlas”

(Lauren Izquierdo, periodista y escritora)

P. ¿Cree que las novelas de amor moldean nuestras expectativas sobre las relaciones reales?

R. El género romántico ha cambiado muchísimo. Se está adaptando a nuestra realidad, igual que pasa con el cine. Me hace muchísima gracia, y al mismo tiempo me indigna, que se diga que el género romántico es un género menor, cuando ahora mismo autoras como Alice Kellen, Paula Babot, Emily Henry, y por supuestísimo Elizabeth Benavent, además de entretener, hacen una labor social que es recordarle a la gente lo bonito que es enamorarse, con más o menos floritura, porque cada una con su estilo.

Pero sentirse querido creo que es lo mejor que te puede pasar en la vida. Insisto en lo que dije antes, eso no significa que tiene por qué ser fácil. Puedes enamorarte de alguien que no te corresponde, tener primeras broncas horribles y pensar que el amor se ha acabado, enfrentarte a situaciones difíciles. Pero creo que el primer paso para que la gente vuelva a creer en el amor es ilusionarse. Y en eso nuestro género, además de ser el mejor compañero, también es el mejor maestro.

P. ¿Qué mitos románticos le gusta cuestionar en sus historias? 

R. Me gusta cuestionar que el amor es fácil, porque no lo es. En esta novela he intentado mostrar que el amor es una experiencia completa, 360 grados en el sentido de que eso es lo que nos mueve, lo que hace que nos quedemos en Madrid con sueldos míseros y alquileres altísimos, lo que da sentido a nuestros recuerdos, lo que nos mantiene vivos y nos impulsa a seguir, lo que evita que nos sintamos solos.

En cuanto a mitos, cuestiono la idea de que todo es perfecto, que no hay broncas, que el momento siempre es el adecuado o que solo necesitas ilusión y ganas. Pues no. A veces no es el momento. A veces tú estás ilusionada y te estás creando una película, y la otra persona está en una sala de cine completamente diferente a la tuya y no todo es rosa. Pero creo que, aunque no lo sea, y como se dice en el libro, “aunque haya acantilados por los que camines con stilettos porque es lo que hay”, al final siempre merece la pena. Acabe como acabe la historia. 

P. Y en este sentido, ¿qué papel cree que juega la literatura romántica en ayudarnos a sanar o superar rupturas?

R. Este tipo de libros te hace decir: “No estás sola, amiga”. Todas hemos pasado por ahí, así que este tipo de historias nos ayuda a sentirnos identificadas cuando pensamos que estamos solas. Y también cuando tenemos una conversación o casi algo pensamos: “a lo mejor no le gusto”. Pues sí le gustas, pero está esperando a que alguien le guste más que tú. Esa es una realidad muy dura, que nadie te dice y qué piensas que simplemente es la vida y son cosas que pasan. Pues no. A veces un tío o una tía puede ser un subnormal y no pasa nada. La vida continúa. Nadie se muere de amor, pero que te rompan el corazón es lo puto peor. Eso sí es verdad.

P. ¿Qué canción sería la banda sonora para esta novela?

R. Hay muchas. Este libro es el que más dosmilero me ha quedado. Me encanta ‘Copenhague’, me encanta ‘Amores dormidos’, de Edurne, que ahora vuelve en todo su apogeo en TikTok. Me encanta ‘Escondidos’. Me encantan las canciones de La La Love You. Me encanta poder volver a darle una oportunidad a High School Musical. Y me encanta, y que creo que lo he hecho adrede, que Rocío sea tan melómana y escuche absolutamente de todo. En la playlist de Rocío te puedes encontrar desde David Bisbal hasta ‘La Habanera’ de la ópera Carmen.

P. ¿Cuál es el último libro que ha leído?

Hace poco terminé ‘Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer’, de David Foster Wallace. Y ahora voy a leer el último de Cherry Chic que ha salido ahora y tenía muchas ganas. Me voy a Menorca la semana que viene a descansar unos días y me lo llevo.

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