Cultura

Bad Bunny es un gran letrista (aquí algunas razones)

La estrella puertorriqueña siempre tuvo a la crítica musical en contra y al público a favor de sus rimas hedonistas y contagiosas

Es uno de los chistes más populares sobre el Conejito Malo, o al menos uno de los que más circulan por redes sociales. Dice así: "Y recuerden ser como Gabriela, que aunque Bad Bunny le ha dedicado cinco álbumes por haberla perdido, ella nunca volvió". Entonces una chica anónima responde: "¿Cómo va a volver si no se entiende nada de lo que canta?". La ocurrencia se basa en la historia de amor real con Gabriela Berlingeri, modelo y diseñadora, de la que nadie conoce la naturaleza exacta, es decir si hay despecho, poliamor o cariño guadianesco. Pero de lo que podemos estar  seguros es de que las rimas de Benito Ocasio Martínez las comprenden la inmensa mayoría de sus seguidores y son un factor esencial de su éxito global durante casi una década.

El primer problema que presentan las letras del trapero de Puerto Rico es puramente técnico: muchos rockeros viejunos sostienen que no se le entiende porque no están familiarizados con el estilo de vocalizar del dancehall, un género musical procedente de los barrios más duros de Jamaica, popular en todo el planeta desde los años noventa, que Benito ha escogido para interpretar muchas de sus canciones. Además está la cuestión de la jerga: muchos de los términos que usa son expresiones de la calle desconocidas en España, además de complicadas de distinguir: por ejemplo la palabra "bicho" es equivalente a "pene" mientras que "bichote" suele significar "traficante de drogas". Dos letras lo cambian todo. Bueno, en realidad, "bichote" es la hispanización del término anglosajón "big shot" ("mandamás"), aunque en las letras de música urbana casi siempre equivale a “camello”. Esto es lo significa la canción de Benito, como confirma la frase "un respeto a todos en la nevera" (los que se comen cárcel por la organización).

Cuando no se reconocen estos matices, resulta sencillo perderse. Por eso lanzamientos clásicos como El disco del reggaetón, que publicó Vale Music en 2004, incluían en su libreto un pequeño diccionario de palabras habituales en los barrios más macarras de San Juan, ciudad natal de Benito. Más ejemplos: otro de los himnos más populares de Bad Bunny se titula “Safaera”, que significa "zafadera" y tiene su raíces en el verbo español “zafarse”. Alude a una noche en la que alguien esta especialmente suelto y se deja llevar por todos los placeres. “Hoy se bebe, hoy se gasta/ hoy se fuma, como un rasta”, reza su hiperpopular estribillo.

Bob Dylan resucitado

Aunque a muchos les cueste asimilarlo, Bad Bunny es lo más parecido que ha dado el siglo XXI a la figura de Bob Dylan. Cuando irrumpió en la industria musical, en los años sesenta, el cantautor de Minnesota también fue acusado de no saber cantar. No se entendía casi nada de lo que recitaba, debido a su fuerte registro nasal y a su tendencia a masticar las palabras. De hecho, en su primera época quienes realmente triunfaron con sus composiciones fueron otros artistas que tenían mejor voz y estilos de cantar más claros, por ejemplo The Byrds (“Mr. Tambourine man”), Joan Baez (““Don't Think Twice, It's All Right” from”) o incluso Cher (“All I really want to do”). Los mismos oyentes que llamaban “muermos” a sus padres por no comprender a Dylan abrasan hoy a sus hijos con la cantinela de que Bad Bunny “no es música”.

Bad Bunny es el gran clásico de la música hispana de nuestro tiempo y uno de los mayores artífices del milagro de que el español haya empezado a plantar cara al inglés en el planeta pop

Estamos, en realidad, ante una vieja historia. También menospreciaron al rapero Eminem por –presuntamente– ser un mero dispensador de insultos, hasta que aparecían expertos en literatura inglesa señalado las similitudes con grandes poetas como Shakespeare, Milton y Woodsworth. El rapero neoyorquino Jay-Z también fue acusado de hablar solo de la compraventa de drogas en los guetos, hasta que alguien empezaron a destacarse sus similitudes con las narraciones de Charles Dickens. Es sencillo menospreciar el trabajo ajeno, mucho más que esforzarse en comprenderlo. Por supuesto letras como “Titi me preguntó” son extremadamente simples, pero también lo son clásicos del rock and roll y el blues como “Boom boom” (John Lee Hooker), “Twist & shout” (popularizada por The Beatles) y “La bamba” (Richie Valens), que reconocemos como clásicos eternos.

Demostrando gran inteligencia, Bad Bunny decidió no contestar nunca a estas críticas en sus contadas entrevistas sino creando álbumes sofisticados, complejos y  tremendamente ricos en matices como el reciente Debí tirar más fotos, que hace un homenaje personal y contagioso a la cultura popular puertorriqueña. Es totalmente legítimo reírse con la escena de José Mota en la que Bad Bunny acude al logopeda porque nadie comprende sus letras, pero si queremos hablar en serio de su arte toca dejar nuestros gustos musicales aparte y rendirnos a la evidencia de que estamos ante el gran clásico de la música hispana de nuestro tiempo y también ante uno de los mayores artífices del milagro de que el idioma español haya empezado a plantar cara al dominio del inglés en el planeta pop.

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